Pues la verdad es que a estas alturas ya nadie recuerda en Dorfli con exactitud lo que le pasó a aquella niña morena de mejillas sonrosadas que retozaba con un pastorcillo en las praderas alpinas, pero hay quien asegura que al morir su abuelo se marchó a Frankfurt y se lió con el padre de su amiga Clara. Dicen que cuando hace unos años Heidi falleció de SIDA, su hija dejó la ciudad y se estableció en las montañas en las que su madre había pasado parte de la infancia, aunque –cual Yeti o Bigfoot- nadie la ha visto. Yo no sé si creerlo o no, pero hoy mismo he recibido por correo electrónico esta foto de parte de un atento piltrafilla que está de vacaciones por la zona y que me asegura que la bella joven desapareció dando brincos junto a unas cabras en cuanto le sorprendió mirándola.
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