sábado, 27 de junio de 2009

Mondo Topless





Y si hay quien critica o simplemente define a Meyer como el director de las tetas –una manera simplona de definir su particular arte-, en esta cinta de 1966 parece que hubiese querido dar la razón a sus detractores –o reírse de si mismo- con un pseudodocumental que puede resumirse como tetas, tetas y más tetas. Me refiero a Mondo Topless, la primera cinta en color del realizador norteamericano, una película que fue prohibida en algunos países y que explicaba a través del relato de unas pretendidas strippers su día a día desde un punto de vista muy sexual.




Lo cierto amiguitos es que hay poco que decir de esta película que comienza con unas imágenes que parecen subvencionadas por el Departamento de Turismo de San Francisco en las que vemos diversas tomas de la ciudad desde un coche conducido por una rubia de grandes pechos totalmente desnuda. No hay que ser demasiado listo para ver que Mondo Topless no va a ser precisamente un thriller ubicado en una –por ejemplo- comunidad Amish. Total, que a los cinco minutos de metraje, cuado ya tenemos ganas de ir a una agencia de viajes a pillar un billete para esa bonita ciudad llena de magníficos rincones y edificios, la voz en off nos traslada al mundo de las go-go girls y la pantalla se llena de bailarinas meneando sus enormes bustos en los más variados escenarios. Sí piltrafillas, el despiporre ha comenzado y eso que aún faltan más de 50 minutos de película.




Y no hay más amiguitos, eso es todo. Mondo Topless es una especie de jukebox visual y friki en la que la música, las voces de las chicas desgranando sus vivencias y las imágenes de tetas bailando ante nuestros ojos se unen para dar como resultado un regalo para los amantes de las ubres femeninas que, de tan excesivo, llega a empachar.

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