Amiguitos, si os gustan los coches –incluso de no ser así- os será familiar la marca BMW. El nombre de la firma está formado por las siglas de Bayerische Motoren Werke, fábrica de motores bávara con sus raíces en la industria de aviación. Lo que ocurre es que tras la primera Guerra Mundial a Alemania se le prohibió fabricar motores de avión, por lo que BMW derivó hacia el sector del ferrocarril para dar el salto definiivo a la automoción a principios de los años 20. Hoy en día es una marca considerada de alto nivel –vehículos de precio alto y elevadas prestaciones- pero en 1936 la firma de Munich produjo el modelo 326, que fue un éxito de ventas al tener un precio muy ajustado. Puede decirse que fue una especie de utilitario de alto nivel que precedió al 327, un modelo más amplio y lujoso, que montaba un extraordinario motor de 2.000cc. Desde entonces BMW es sinónimo de motores de altas prestaciones, coches lujosos con potencia y nervio.
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