Este es el austríaco Christian Holznecht, un fotógrafo de Viena que al principio de su carrera utilizaba la cámara como una herramienta de ilusión con la que convertir a sus modelos en más delgadas, jóvenes y guapas. Hace poco más de una década, comenzó a sentirse insatisfecho hasta que aprendió que –como dice él mismo– la belleza comienza donde ya no tienes que esconderte y que su cámara debía ser un espejo, una invitación a estar con uno mismo sin máscara, que más que imágenes captase sentimientos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario