Y concluyo otra semana, esta vez con la francesa Dolorès Cafier, una enamorada de la fotografía analógica establecida en París, aunque viaja a menudo y pasa gran parte de su tiempo en Grecia. Su pasión –y trabajo desde hace unos años– le permite captar emociones y sentimientos que las palabras no siempre pueden expresar. Al menos, es lo que cuenta ella.










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