domingo, 4 de agosto de 2024

Longlegs (2024)


Pues si la semana pasada tuve sesión de cine con mi hija para disfrutar de la estupenda entrega de Deadpool que nos han regalado Reynolds y Jackman, este sábado he ido con mi querida esposa a reencontrarme con el bueno de Nicolas Cage, protagonista y productor de la aclamada Longlegs. El inicio de la experiencia fue algo exasperante, empezando por unas taquillas sin empleados –despedidos y substituidos por expendedores de entradas automáticos–, el precio de 21,40 euros por las dos entradas y un botellín de agua –ni se nos ocurrió comprar palomitas– y un comienzo de la película marcado por sonidos de whatsapp en móviles sin silenciar, risitas nerviosas de unas adolescentes que quizá hubiesen hecho mejor escogiendo otra película y el crepitar de la bolsa de patatas de la espectadora de la fila de delante nuestro, con la que tuve que encararme. Luego aún hay quien no entiende que las salas estén medio vacías. Pasados esos momentos iniciales, al fin pudimos disponernos a disfrutar del estreno. 
 

Protagonizada por Maika Monroe, los televisivos Blair Underwood y Alicia Witt, con la aparición impagable de un irreconocible Nicolas Cage, y dirigida y coescrita por Osgood Perkins –hijo del inolvidable Anthony Perkins y la fotógrafa Berry Berenson, una de las víctimas del 11S que iba en el vuelo de American Airlines que se estrelló contra la torre norte del World Trade Center– estamos ante un cruce entre Seven, Zodiac y El silencio de los corderos con forma de thriller de tintes paranormales. La verdad es que el aspecto de Longlegs es de ser una película con presupuesto ajustado aunque no he consultados datos sobre ese particular y quizá me equivoque pero las interpretaciones, la ambientación, los encuadres, la fotografía... todo me ha parecido estupendo. Sobre el trabajo de Cage, he llegado a leer que se merece el Oscar. A ver, no nos flipemos, como productor se ha reservado uno de esos personajes agradecidos que por poco oficio que se tenga –más aún si se es propenso al histrionismo– permite al actor que se luzca, pero ahí queda todo. Y eso es cuanto os diré de la película. Ya sé que en estos tiempos de saturación de información es casi imposible ir al cine vírgenes y sin saber nada de lo que vamos a ver, pero –si todavía no habéis leído de qué va– ni se os ocurra leer la sinopsis, porque en esta se explica demasiado. Yo lo hice y pese a que eso no me impidió disfrutar de la tensión y el ambiente malsano que flota a lo largo del metraje, desde el principio fui conocedor de la clave argumental. Con todo, recomendadísima sin duda. Una buena película.

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