viernes, 5 de julio de 2024

Deep Purple – Perfect strangers (Polydor, 1984)


Se dice rápido –y con cierto vértigo para algunos de nosotros– pero sí, el Perfect strangers es otro de esos discos que este año cumplen su cuadragésimo aniversario. Casi nada. En esa época yo ya conocía a Blackmore y sus Rainbow pero de Deep Purple sólo me había comprado un recopilatorio (comentado aquí), aunque un compañero de clase me había dejado tiempo atrás el Made in Japan. Ah amigos, pero entonces cayó este disco en mis manos, el que suponía la reunión de la formación más clásica de la banda, la mítica Mark II. Recuerdo que me sonó a unos Rainbow más épicos y me alucinó tanto que cuando pasaron por Barcelona en su gira de presentación y regreso a los escenarios no paré hasta que en casa me dejaron ir al concierto. Fue mi primer concierto por lo que, además de considerar al disco una pasada, le tengo especial cariño a ese lanzamiento. 
 

El origen del reencuentro se ubica en la primavera de 1984. Ritchie Blackmore y Roger Glover habían grabado con Rainbow el exitoso Bent out of shape (aquí), Ian Gillan estaba en Black Sabbath tras editar el controvertido Born again (aquí), mientras que Ian Paice había tocado en el Victims of the future (aquí) de Gary Moore tras grabar junto a Jon Lord el Saints and sinners de Whitesnake. Precisamente el teclista estaba de gira con David Coverdale por Escandinavia cuando recibió una llamada de Blackmore para preguntarle qué opinaba de reunir nuevamente al Mark II. A Lord le debió parecer bien la idea (y la enorme cantidad de dinero puesta sobre la mesa) porque el grupo en pleno formalizó por escrito su compromiso en las oficinas neoyorquinas de Thames Talent y el mes siguiente se hospedaron en el Von Trapp Lodge, al norte de Vermont, donde tuvieron lugar unas fructíferas sesiones de ensayos de riffs e ideas diversas. Inicialmente se había pensado grabar el disco en el mismo lugar, pero al final hubo un problema con los permisos y hasta el mes de julio no encontraron una nueva ubicación. Así es como, con el tráiler Le Mobile de Guy Charbonneau –ya os he hablado varias veces en este espacio de ese camión/estudio– la banda se alojó en la mansión Horizons y durante seis semanas dió forma a las bases de lo que sería un nuevo disco de Deep Purple en casi una década. 
 

En septiembre viajaron hasta Hamburgo y en el Tennessee Tonstudio –un estudio fundado por Michael Wagener–, con Roger Glover a los controles, se procedió a añadir coros, solos y realizar las mezclas de Perfect strangers. El álbum, con una portada de Glenn Dean ilustrando el ya icónico logo diseñado por Craig Sprovach, tenía el siguiente track list
 
A 
Knocking at your back door 
Under the gun 
Nobody’s home 
Mean streak 
 
B 
Perfect strangers 
A gypsy’s kiss 
Wasted sunsets 
Hungry daze 
 

El inicio del disco es de campeonato, una Knocking at your back door que comienza con el Hammond de Lord in crescendo, luego el bajo de Glover y la batería de Paice entrando escalonadamente y finalmente el riff de Blackmore y la voz de Gillan. Las dulces Lucy y Nancy no sé quienes eran, pero ellas y la historia que explica cómo dejaban abierta la puerta de atrás al amor –ya me entendéis– se convirtieron en las protagonistas del primer temazo del disco. Qué estribillo, qué teclados, qué solos... QUÉ TODO. Under the gun es otro temazo –¿qué canción de este disco no lo es?–, con un solo en el que Blackmore se vuelve a lucir. Por cierto, siempre me ha parecido muy original la inclusión de unas notas de Pompa y circunstancia de Elgar en el solo. Y planeando por toda la canción, el sonido del Hammond de Lord. Sublime. Unas notas de sintetizador presentan la rockera Nobody’s home, con un sonido más clásico y setentero, menos moderno... no sé, más purpleniano que rainbowiano para entendernos. El tema está caracterizado por un solo de Lord y es el único compuesto por todo el grupo. Quizas por eso no tiene tanta presencia de Blackmore. Y finaliza la cara con Mean streak, con una gran interpretación vocal de Gillan, que me vuelve a recordar unos Rainbow con esteroides y tiene un largo solo de Blackmore
 

Damos la vuelta al vinilo y nos encontramos con Perfect strangers, el tema titulo, ligado para siempre en mi memoria a su video clip, con esas imágenes de los miembros de la banda reunidos en armonía, departiendo y ensayando, tomando copas y compartiendo momentos distendidos en un ambiente al parecer con buen rollito. Tiene algunas partes que siempre me han recordado un poco al riff de la zeppeliniana Kashmir. A gypsy’s kiss me parece también muy rainbowiana, aunque creo que el toque del solo compartido de Blackmore y Lord la purpleliza. Un momento inolvidable de la canción es ese ¡Geronimoooo! gritado por Gillan. Toca estremecerse con Wasted sunsets, un temazo cargado de emoción, ejecutado por Blackmore a la guitarra de manera excepcional y con una interpretación vocal muy sentida a cargo de Gillan. Es otro de los highlights del disco y quizás mi tema preferido de todo el álbum, que me sigue poniendo el vello de punta después de tantos años. El álbum se cierra con una extraña Hungry daze, con una especie de solo de Paice incluido, que pese a ser fantástica como todas las del disco, me desentona bastante después de la anterior, que es con la que yo hubiese cerrado el álbum por todo lo alto. Pero ¿acaso voy a saber yo más que Roger Glover?, pues eso. 
 








En fin, eso es todo cuanto puedo decir de este vinilo imprescindible en cualquier colección dedicada al hard rock del último tercio del siglo pasado. Pasadlo bien y tened cuidado ahí fuera. 
 
@Kingpiltrafilla 
 
Publicado simultáneamente en ffvinilo.blogspot.com 

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