Amigos vinilófilos, resulta que hay en este blog 6 entradas dedicadas a otros tantos álbumes de Van Halen, de las cuales 3 llevan mi firma por cierto. Pero, cuando me planteaba sobre qué vinilo escribir esta semana, no podía creerme que aún nadie hubiese comentado el 1984, que fue precisamente con el que descubrí a la banda, como supongo que le pasó a muchos. Y cumpliéndose este año el 40 aniversario de su lanzamiento, la ocasión la pintaban calva. Así que, damas y caballeros –bueno, caballeros, porque las damas hace tiempo que desaparecieron en combate o desertaron–, aquí está 1984, de Van Halen. Escribo el título –como todo el mundo– en cifras arábigas cuando en realidad el álbum lo lleva impreso en la portada en números romanos, MCMLXXXIV, pero qué más da.
Por cierto, en mi copia la contraportada está al revés respecto a la
portada. Antes de la era de internet siempre pensé que era una cuestión de
diseño transgresor. Pero supongo que se trata puramente de un error de
impresión, sin más. ¿Os ocurre a todos los que tenéis el álbum en la edición
española o sólo se trata de una tirada en particular que salió
así?.
Total, que con producción del –hasta ese momento, habitual– Ted Templeman, el álbum contó con la participación de la formación genuina, clásica y mítica, con David Lee Roth a la voz por última vez –hasta esa efímera reunión all for the money 18 años más tarde con Wolfgang Van Halen al bajo–, Eddie Van Halen a la guitarra, teclados y coros, Michael Anthony al bajo y coros y Alex Van Halen a la batería. La grabación se llevó a cabo en el 5150 studio, construido por Eddie Van Halen no muy lejos de su casa con la inestimable ayuda de su ingeniero Don Landee, con el fin de tener un espacio en el que dar rienda suelta a su creatividad sin preocuparse de horarios o gastos desorbitados de producción en estudios ajenos, una gran idea si tenemos en cuenta que la grabación de 1984 duró tres meses.
Y la dirección artística corrió a cargo de Richard Seireeni y Pete Angelus, con portada de la esposa del primero, Margo Zafer Nahas, que pintó un angelote fumando para el que contó como modelo con Carter Helm, el hijo de una de sus mejores amigas. El estupendo track list que la banda nos ofreció y que supuso la ruptura del grupo tal como se conocía hasta el momento, además de un cambio de sonido que se haría más patente incluso en sus siguientes obras, fue el siguiente:
A
1984
Jump
Panama
Top Jimmy
Drop dead legs
B
Hot for teacher
I’ll wait
Girl gone bad
House of pain
El primer tema del álbum es la instrumental 1984, un icónico comienzo que
incluso Turbonegro homenajearon en su Chrome Ozone Creation del Rocknroll
Machine de hace unos años. Según afirma Kevin Dugan –técnico de bajo de
Michael Anthony durante años–, se trata de una puesta al día de una
composición de ambos creada con un sintetizador Roland como introducción a
los solos del bajista en concierto. En el disco la grabó Eddie con un
Oberheim OB-Xa y sirve de preámbulo al inicio con sintetizador de Jump –el
temazo con el que descubrí a los hermanos Van Halen–, una tonada que ya
había intentado colar Eddie en grabaciones anteriores, a la que nunca
había dado el visto bueno Roth, que no estaba por la labor de convertirse en
algo así como una banda de synth-rock y se mostraba totalmente en contra del
uso de teclados en detrimento de la guitarra, seña distintiva del grupo.
Pero Eddie, determinado a incorporar esos sonidos, se había dedicado a
experimentar con sintetizadores en su recién construido estudio y al final
se salió con la suya. El tema tiene un estupendo solo de guitarra seguido de
solo de teclados. Le sigue otra de mis favoritas del álbum, la rockera
Panama, otra con estupendo solo de guitarra –Eddie estaba en su mejor
momento de inspiración y maestría–, que además incluye un efecto utilizando
el sonido del tubo de escape del Lamborghini Miura S de Eddie. Luego
encontramos Top Jimmy, al parecer dedicada al líder de grupo Top Jimmy &
the rhythm pigs, un buen amigo de Roth por aquel entonces. La canción en si
nunca me gustó demasiado, por ejemplo odiaba ese Oooooh Jimmy final, pero el
solo de guitarra me alucinaba. Y finaliza la primera cara del disco con la
experimental Drop dead legs, un tema en el que el grupo baja las
revoluciones, lleno de armonías vocales y unas guitarras algo extrañas para
mi gusto.
La cara B comienza con otro temazo mítico, la fantástica Hot for teacher en la que soy incapaz de separar la música del recuerdo de las imágenes del cachondo vídeo que rodaron del tema. I’ll wait es otra que se inicia con sintetizadores, pero tiene una melodía que atrapa. Es un medio tiempo alucinante que siempre me ha encantado, donde batería, bajo, teclados y por supuesto la voz de Roth y el solo de Eddie encajan a la perfección. Un temazo al que contribuyó determinantemente Michael McDonald, cantante y teclista conocido por ser miembro de bandas como The Doobie Brothers o Steely Dan y que ya había trabajado con Templeman en el pasado. Más temazos, esta vez otra de mis favoritas, la guitarrera –muy en la línea de Hot for teacher– Girl gone bad, al parecer con pasajes que habían formado parte de la interpretación en directo de Somebody get me a doctor en el tour de 1982. Se cuenta que una noche Eddie se despertó en un hotel con una idea en la cabeza y que, para no despertar a su mujer –Valerie Bertinelli, madre de Wolfgang– se metió en un armario con la guitarra y una grabadora. Sea como sea, el resultado es fabuloso. Y para terminar el DISCARRAL, otro tema cañero en el que Eddie se luce a las seis cuerdas y que tiene su origen en una canción que tocaban a mediados de los 70 en su época de clubs aún con el nombre de Mammoth.
En resumen, un álbum mítico e imprescindible y en mi opinión, el último con el sonido característico que había convertido al grupo en megaestrellas del hard rock. Pero, como os he dicho antes, el culo inquieto de Eddie estaba determinado a dar un giro a su música hacia los sintetizadores, lo que demostró en su siguiente disco, ya sin Templeman ni el hiperactivo Roth. Es más, grabado el álbum e incluso después de convertirse en un su disco más vendido hasta la fecha –una mezcla multiplatino de heavy rock guitarrero y hard pop-rock comercial, con guitarrazos inmensos, preciosos coros y teclados utilizados con acierto–, Eddie seguía sintiéndose totalmente insatisfecho con el resultado y enfadado consigo mismo por haber hecho demasiado caso a Templeman y Roth a la hora de mantener el sonido de los teclados como secundario y seguir basando en la guitarra el tono general del disco.
A resultas de todo ello y quemadas por los tira y afloja entre vocalista y
el guitarrista, las dos facciones en el seno de la banda llegaron a un punto
de no retorno, lo que supuso la marcha de Roth y el despido de su productor
habitual. El resto ya es historia, una historia que no toca juzgar en este
momento al recordar las cuatro décadas de esta obra de arte. Gracias Eddie,
Alex, David y Michael.
¡Feliz viernes!
@KingPiltrafilla
Entrada publicada simultáneamente en fvinilo.blogspot.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario