Y este domingo toca reseña cinematográfica, esta vez dedicada a La muerte ronda a Mónica, una cinta española de finales de los 70 que aúna thriller de tintes giallescos y cine de destape. Dirigida por Ramón Fernández y escrita por Juan José Alonso Millán –habitual colaborador del realizador asturiano–, cuenta con las interpretaciones del marsellés Jean Sorel, la bávara Nadiuska, la hamburguesa Karin Schubert, la venezolana Yolanda Ríos, el asturiano Arturo Fernández, la murciana Bárbara Rey y la bilbaína Isabel Luque –habitual en el cine de destape de los 70–, entre otros. El argumento de la película nos presenta a Federico, un hombre de negocios con turbio pasado que dirige la inmobiliaria Eurozonas y está casado con Mónica, mujer adinerada, verdadera dueña de una parte de la empresa y adicta a los estimulantes. Elena, amiga suya y al mismo tiempo mujer de Arturo –socio de Federico y mujeriego empedernido–, le cuenta que Federico tiene a una modelo llamada Eva como amante. A Mónica no se le ocurre otra cosa que ir a visitar a la joven y ofrecerle dinero a cambio de que finalice la relación con su marido, cosa que la modelo rechaza. Poco imagina la pobre que todo es una estratagema urdida por su supuesta amiga Elena y la tal Eva para hacerse con el control de Eurozonas.
Mientras tanto, aparece en escena un personaje inesperado, Diego, un antiguo socio de Federico en su vida pretérita en la trata de blancas, el contrabando y el tráfico de drogas que ha pasado varios años en prisión mientras Federico se libraba de pasar cuentas con la justicia y daba el braguetazo casándose con Mónica. Ahora Diego pretende cobrarse esa deuda y reclama a Federico la mitad de su participación en la inmobiliaria. Pero poco a poco, todo se va a complicar. Mónica es atacada por un enmascarado que deja en su casa el cadáver de Diego, más tarde Federico y su mujer se deshacen del cuerpo, comienzan a recibir llamadas telefónicas amenazantes y se producen más muertes, todo encaminado al parecer para incriminar a Monica y hacer que esta pierda el juicio.
Y no os explico más para no destriparos el desenlace. La muerte ronda a Mónica es un semi-giallo con total ausencia de sangre, desnudez gratuita, erotismo muy soft, lesbianismo, la presencia de Nadiuska –quien ese año haría doblete trabajado a las órdenes de Ramón Fernandez en Chely, también con guión de Juan José Alonso Millán– intentando de nuevo demostrar que era algo más que carne para cine de destape y una Barbara Rey utilizada como reclamo morboso, con un desarrollo ameno aunque bastante manido en este tipo de cintas y un giro final –lo que ahora llaman plot twist– bastante previsible para cualquiera que haya crecido con series televisivas como Colombo o similares, donde y se sabe que uno debe buscar siempre a los culpables entre los que a priori son menos sospechosos. En fin, sin ser nada del otro mundo, entretenida de ver.
No hay comentarios:
Publicar un comentario