Amiguitos, hoy os vengo a comentar una película de las que se llaman “de culto”. Tal apelativo se otorga por diferentes motivos a obras que de alguna manera son especiales. Ciudadano Kane es culto, La noche del cazador es de culto, Metropolis es de culto, El Padrino es de culto o French connection es de culto. Liquid sky también, aunque por ninguna de las razones que definen a las que os he nombrado antes. Veréis. La película –al parecer, el título es uno de los nombres que en argot se le da a la heroína– está muy influenciada por las cintas de Andy Warhol, lo que parece sorprender porque sus autores eran soviéticos en plena era Reagan de la Guerra Fría. Lo que ocurre es que desde los años 70 se habían afincado en Nueva York. Así pues, Liquid sky estuvo dirigida y producida por Slava Tsukerman con la ayuda de su esposa Nina Kerova y el director de fotografía fue Yuri Neyman. En cuanto a la autoría del guión, fue del realizador y su esposa junto con Anne Carlisle, la protagonista principal de la cinta que interpreta dos papeles. Completan el reparto, entre otros, Paula E. Sheppard, Susan Doukas y el músico alemán Otto von Wernherr, que trabajó con Madonna al principio de su carrera y supo sacar rédito de ello protagonizando una historia de lo más bizarro que os recomiendo buscar.
En fin, vamos con la película. Con el acompañamiento de una banda sonora bastante insoportable, se nos muestra cómo una nave extraterrestre sobrevuela Manhattan y aparca sobre un edificio mientras, en una discoteca, Jimmy convence a Margaret para que la lleve a su piso. Allí, la joven baila para él mientras la inteligencia alienígena los observa. Pero ni él quiere follársela ni ella está muy interesada en tal cosa. Lo único que quería Jimmy era encontrar las drogas de la compañera de apartamento de Margaret, una traficante llamada Adrian que también actúa en la sala en la que ambos estaban. Pero no encuentran nada así que pronto regresan al club. Por otro lado, vemos como un artista en crisis llamado Paul se prepara un chute de heroína junto a su pareja, que no se muestra demasiado contenta con ello. El joven, celoso del éxito profesional de su novia, opina que debe hacer lo mismo que los poetas y creadores de finales del XIX y buscar la inspiración en los estupefacientes. Mientras tanto, Jimmy sigue en el club empeñado en conseguir cocaína. En esas que un joven de Los Angeles quiere ligar con Margaret y le promete que le dará drogas y su padre le conseguirá un contrato en el mundo del espectáculo si le deja follársela. Aunque ella se da cuenta de que sólo quiere aprovecharse sexualmente y se niega, el tipo consigue drogarla y la viola. A la mañana siguiente Paul se presenta en el apartamento de Margaret y Adrian para que esta le venda droga y aunque a Margaret no le hace ninguna gracia el tema, su compañera de piso se la lleva a desayunar aprovechando que le ha entrado dinero fresquito para dejar a Paul que se inyecte heroína. Aunque no está sólo. Los aliénigenas le observan, aunque ni las autoridades ni la vecindad parece haberse dado cuenta del aterrizaje del platillo volante. En la cafetería, Margaret le explica a Adrian que la violaron la noche anterior. pero el caso que le hace su amiga es nulo. Mientras, vemos como un hombre ha llegado a la ciudad y está en casa de un profesor universitario de interpretación que le explica que se han producido unos asesinatos de jóvenes. Resulta que el recién llegado es un científico alemán que le cuenta que todos los asesinatos se habían producido durante al acto sexual y –sorpresa– él sí sabe lo del ovni, lo ha fotografiado e incluso está monitorizando los estados anímicos de la inteligencia extraterrestre que ha venido en él. Porque está convencido de que es el autor de los asesinatos... pero necesita ayuda para acercarse a la nave sin despertar sospechas.
Y es que el alienígena se ha presentado en Nueva York ni más ni menos que en busca de heroína y ha descubierto que extraer endorfinas del cerebro de humanos durante sus relaciones sexuales puede hacerle conseguir una substancia con similar composición molecular que los opiáceos. Entonces resulta que el profesor de interpretación era el antiguo amante de Margaret y que esa tarde va a visitarla. La pareja acabará follando y entonces el alienígena asesinará al profesor. Porque –atención al plot twist– la nave no está en la azotea del edificio, está sobre un mueble del interior del apartamento de Adrian y apenas tiene el tamaño de un plato de sopa. Más tarde, a la pobre Margaret la intentarán violar de nuevo y también se producirán más muertes. En fin, que no os cuento más por si queréis disfrutar de esta película que es una ida de olla monumental, con interpretaciones patéticas, un argumento muy loco y unos efectos visuales infumables que sin embargo tiene una estética muy interesante de gran colorido. Total, que como os he dicho al principio, Liquid sky es de culto, es decir, una película raruna de difícil digestión, factura cercana a el amateurismo y una historia sin pies ni cabeza que, o se odia o se ama. En mi caso, ni una cosa ni la otra, aunque ya os digo que visualmente es muy atractiva, pero la historia no hay por donde cogerla.
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