Queridos piltrafillas, con ese nombre tan... angelical, unido al cuero negro del título, uno imaginaba que la peliculilla de la que hoy os hablaré iba a rebosar sensualidad, acaso con un puntito de softporn. Sin embargo, nada más lejos de la triste realidad. Con menos de una hora de metraje, Angelique in black leather tiene pinta de ser una obra filmada por un aficionado, sin ganas ni guión y con una calidad interpretativa del todo inexistente. Y por si fuera poco –al menos la copia que he visto– tiene menos carga erótica que un desfile de caracoles. Es más, pese a estar dirigida en teoría por la protagonista principal, Angélique Bouchet, en todos los foros que he podido consultar a la hora de documentarme para escribir esta reseña se duda seriamente de ello ya que el resultado final es el de un producto para hombres alejado de un supuesto punto de vista sáfico del erotismo. Sea como sea, la película es bastante mala y desde ahora os digo que os la comento hoy con voluntad de dar contenido cinematográfico –por infame que sea– a este blog en el periodo estival. Por cierto, además de la mencionada Angélique, completan el reparto Solange Canard y Maria Lease.
El pobre argumento, que se sirve de una voz en off que va explicando los pensamientos de la protagonista, nos muestra a Angelique siendo abordada por Suzanne mientras mira el escaparate de una floristería, que la invita a su apartamento con aviesas intenciones. La cita, tras unas copas, acabará –era imposible imaginarlo– en arrumacos y caricias. Claramente, Angelique es aquí la sumisa y Suzanne la dominadora que ha salido a la caza y ha conseguido a su presa. Sin embargo, tras esa noche, vemos como la protagonista tiene otra relación –escena en la ducha incluida– con su amiga Jenelle y cuando Suzanne aparece en el apartamento y empieza a dejarse querer por Jenelle, entra en escena Angelique que se coloca sus guantes negros y junto a su amiga morena invierten los papeles dando azotes a Suzanne con un cinturón y jugueteando con velas apagadas. O eso es lo que he entendido, porque Suzanne es rubia y la mujer que aparece al final es pelirroja. En fin, un enorme despropósito con ínfimo erotismo –varias caricias torpes, planos de pechos, nalgas y algún pubis mostrado de soslayo o entre sombras– y una calidad final que aleja a esta Angelique in black leather de cualquier lista de recomendación, si no es para completistas del cine casposo sesentero de la peor ralea.
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