domingo, 11 de junio de 2023

La lavadora asesina (1993)


Y la reseña de hoy es para la extraña La lavadora asesina, una película de Ruggero Deodato, realizador italiano cuyo nombre quedará eternamente ligado al de su Holocausto caníbal aunque tiene en su haber también otras cintas como esta o la muy recomendable Zenable, de la que ya os hablé aquí. Ambientada en Budapest y protagonizada por el francés Philippe Caroit, la polaca Katarzyna Figura y las italianas Barbara Ricci e Ilaria Borrelli entre otros, comienza la historia con Vida llegando de noche a casa con su novio y proxeneta Yuri. Está muy enfadada con él porque le ha regalado una pulsera que lleva el nombre de Sissi en lugar del suyo. Sin embargo, al subir a casa, tienen sexo ante una nevera abierta mientras, Ludmilla –una de las hermanas de Vida, la otra es Maria– los observa desde la oscuridad con la complicidad de Vida hasta que esta echa a Yuri de casa definitivamente. Más tarde, cuando Ludmilla despierta en plena madrugada, descubre que la lavadora está en marcha y en su interior, despedazado, encuentra a Yuri Petrov. 
 

Por la mañana, las hermanas Kolba llaman a la policía y el inspector Alexander Starcev es encargado del caso. Pero ¿de qué caso?, porque cuando el inspector y los agentes llegan al hogar, en la lavadora no hay ningún cuerpo. En realidad, ni Vida ni Maria han visto el cadáver, pero dicen creer a su hermana aunque sospechan que todo puede haber sido imaginado por ella debido al problema que Ludmilla tiene con la bebida. Así pues, ¿ha existido el asesinato o se trata de una alucinación? Lo cierto es que Yuri ha desaparecido y las hermanas –hijas de un hombre de la nomenklatura, elite administrativa del aparato burocrático comunista–, de las que en un principio Starcev no sospecha, comienzan a acusarse unas a otras. Vida acusa a Ludmilla de estar obsesionada por Yuri y Ludmilla acusa a Vida de celos ya que Sissi –el nombre de la pulsera– es el apodo de su hermana Maria. Y por supuesto, todas intentan seducir al inspector –bueno, Vida va un poco más allá– mientras él intenta permanecer fiel a su novia Irina, al menos al principio. 
 

En definitiva, La lavadora asesina es una mezcla de giallo y película de crímenes de lo más surreal en la que las interpretaciones parecen forzadas, como metidas con calzador en un guión que no se sabe muy bien hacia donde avanza. Con todo, me encantan los encuadres de cámara, es sexy, hay un cadáver, sale un gato negro, se ven algunas tetas, hay momentos bizarros como la escena de Maria y Alexander pegándose el lote en un museo rodeados de invidentes y el argumento es interesante. En resumen, que me ha resultado muy entretenida y altamente recomendable. Además, sirve para disociar un poco el nombre de Deodato de la tan manoseada Holocausto caníbal. Y es que aquella era más gore, pero esta es mucho más rara y –no nos engañemos– tiene mejor factura.

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