Amiguitos, hoy os voy a hablar de Regreso del más allá. Deciros que en estos tiempos en que ha adquirido notoriedad en la senectud, emocionalmente herida –por no decir trastornada– por una inmensa desgracia ante la cual es imposible no sentir empatía, las cosas como son, tenemos hasta en la sopa la figura de la bióloga y empresaria Ana García Obregón. Pero hace años fue una gran actriz –dejo aquí espacio para una tos huidiza y nerviosa– y la película de hoy es una muestra de ello. Además, el título –sólo eso, ojo, no la trama– parece pensado talmente para la situación en la que Ana se encuentra en estos momentos, un trance –insisto– muy desgraciado, aunque el camino que ha tomado para sobrellevarlo sea cuanto menos éticamente discutible. Pero este no es lugar para debatir estos temas, no, aquí se habla de CINE, con mayúsculas. Dirigida y coescrita por el realizador granadino Juan José Prieto, la película está protagonizada por la mencionada Ana Obregón –el García se cayó del nombre artístico– y Andrés Resino, entre otros intérpretes como unos tales Rafaela, Pablito o Cayetano, además del gato Wotan, ahí es nada. Total, que la cinta comienza al más puro estilo giallesco –excepto por la música de Wagner que le resta tensión–, con un individuo entrando en una casa en las afueras de Granada, asesinando a una pareja que fornica y a los padres del hombre, que se presentan en su habitación al oír ruidos. Hay que decir que a la pareja la ensartan con una vara a lo Viernes 13, al anciano le cortan el cuello y a la anciana la estrangulan, vamos, un asesino al que no le gusta repetir modus operandi. Entonces vemos cómo, años más tarde, un joven matrimonio se traslada a la misma casa sin saber lo que allí ocurrió. Qué original es todo ¿no?
En efecto, no tiene nada de original. Como era de esperar, la primera noche que pasa en la casa, asaltan a la joven –que casualmente está escribiendo su tesis para el doctorado en Psicología– unas horrendas visiones que le muestran los cruentos asesinatos ocurridos años atrás. Con el paso de los días prosiguen esas visiones y aunque al principio no le dice a su marido toda la verdad de lo que le está ocurriendo, acaba por contarle que está obsesionada por lo que ocurrió en esa casa y que ha visto a los protagonistas de la historia. Poco a poco, la joven irá descubriendo que el motivo de esas apariciones es el de contarle la realidad de los crímenes que tuvieron lugar en la casa y que tienen relación con una violación, un aborto y una venganza. Y si el argumento tiene poco de novedoso, el desenlace es más esperado que el trueno después del relámpago. En fin, piltrafillas, que Regreso del más allá tiene un problema de ritmo –el desarrollo es tedioso–, unos pésimos efectos visuales y de maquillaje y unos diálogos pueriles. Vamos, para que os diga que la actuación de la Obregón no es para nada lo peor de la película... Pese a todo, no deja de ser ligeramente entretenida aunque no sorprenda en absoluto. En resumen, para amantes del cine de apariciones, la serie B ochentera hispana, fans de la Obregón, del prolífico Andrés Resino –por cierto, 41 años él y 26 años ella en el momento de rodar la película– y frikis en general.
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