Lo estabais esperando, lo sé. En efecto, ha llegado el día. Por fin, la reseña dedicada al vinilo que traje como souvenir de mi último viaje al extranjero, concretamente a una subyugante Constantinopla –permitidme la licencia con el nombre– de la que regresé totalmente enamorado. El disco en cuestión es este Hop dedik de Erol Büyükburç con sus inseparables Efsaneler, un álbum que encontré después de remover cubetas sin decidirme en varias tiendas del Pasaje Akmar de Kadiköy, un profundo agujero al pasado lleno de establecimientos de libros de segunda mano y vinilos en la Estambul asiática. El resultado, tengo un disco turco hecho en Zaragoza por una discográfica de Lleida. Pero, vayamos por partes. ¿Quién es o quién fue Erol Büyükburç?
Erol Büyükburç fue una estrella turca del espectáculo con una
extensísima discografía durante los años 60 y 70 que además participó en
numerosas películas. Nacido en Adana, siempre se le ha considerado un
estambulita al haber residido en la ciudad del Bósforo desde sus años de
instituto. Tras abandonar sus estudios de comercio y economía, comenzó una
carrera en el mundo de la música muy joven cantando en grupos de jazz con
más pena que gloria. Sin embargo, tras realizar el servicio militar, compuso
el hit Little Lucy, considerada la piedra angular del pop turco y comenzó su despegue
cimentado en los premios que consiguió en los festivales musicales de los
Balcanes (1964) y del Bósforo (1965), lo que le granjeó la admiración de los
fans de Estambul y el apodo del Elvis local, que más tarde se
convirtió en el Elvis turco para todo el país.
Tan talentoso como excesivo, diseñó su propio vestuario de escenario –inspirado en los espectáculos de Las Vegas y Hollywood– y se acompañó de diversos grupos que a lo largo de los años cambiarían de nombre. En 1973 creó la más famosa de estas bandas, Efsaneler –la Orquesta Leyendas, para decirlo claro–, que tuvo numerosos cambios de formación y en la que destaca Irfan Avci al bajo como el miembro más constante. Es en 1976 cuando Erol lanza al mercado este Hop dedik con el sello Diskotür que cuarenta años después (uno más para la edición en vinilo que hoy os presento) reeditaría la discográfica Pharaway sounds, especializada en música turca e iraní de los 60 y 70, subsidiaria el sello leridano Guerssen que se dedica a reeditar obras raras internacionales de psicodelia, folk y rock progresivo.
La remasterización se llevó a cabo en el estudio Vacuum Mastering de Zaragoza por el ingeniero Javier Roldón y el listado de canciones es el que sigue:
A
Oldu olacak
Dandini
Bile bile lades
Sen mi omu
Ôyle mi böyle mi
Güz sarkısı
B
Şaka maka derken
Hop dedik
Hep sen varsin
Civciv çıkacak kuş çıkacak
Dedim dedi
Sevgiye tutsak
La aguja comienza a deslizarse por el disco y nos encontramos con Oldu olacak, un pop rock de aire sesentero cuyas primeras notas recuerdan a la melodía de Qué tiempo tan feliz. Claro que ahí finaliza toda semblanza. Por cierto, aunque no tiene nada que ver con el vinilo de hoy –ya sabéis que me gusta proporcionaros datos–, deciros que Qué tiempo tan feliz es la versión en español de exito internacional Those were the days de la galesa Mary Hopkin, quién fue esposa del productor Tony Visconti (David Bowie, Thin Lizzy, T-Rex), y que a su vez era una versión de la canción rusa Dorogai dinnoyu. El tema fue número uno en más de una veintena de países y fue traducida a varios idiomas. En nuestro país lo popularizaron la italiana Cigliola Cinquetti y la granadina Gelu (de quién, por cierto, os hablaré algún día en la serie “Los singles de mami”). El tema que sigue es Dandini, otro pop rock aunque con ramalazos de psicodelia, tras el que llega Bile bile lades, que sigue la misma tónica con su estilo de canción ligera con tintes folk, adornada por una guitarra eléctrica que intenta aportar modernidad al tema. Sen mi omu es otro tema de pop psicodélico bailable más cercano a los guateques setenteros que a las fiestas populares tradicionales de Anatolia. Y luego tenemos una Öyle mi böyle mi bastante inclasificable, con un inicio que parece lo que en nuestro país se denominó dabadaba y que acaba convirtiéndose en una rara mezcla de psycho rock, funk y coros infumables. La cara finaliza con Güz sarkısı, una balada ligera, a lo banda sonora de spaghetti western, con su guitarra acústica y todo.
La cara B se inicia alegremente con la psicodélica y bailable
Şaka maka derken, en la que destacan su ritmo y unos coros muy setenteros. A esta le sigue
el tema título del disco, otro exponente de
psychodelic rock setentero y sin duda mi favorito de la obra.
Hep sen varsın es otra extraña
cancioncilla de pop rock psicodélico que seguramente resultaba un
buen tema bailable de guateque para los jóvenes de Estambul de la época,
seguida de una
Civciv çıkacak kuş çıkacak
también bailable, pero en otro sentido, aquí mezclando guitarras
psicodélicas con acordeón en un batiburrillo de estilos que no hace feos a
los ritmos con raíces en oriente medio. En
Dedim dedi seguimos encontrando
pop rock con mucha psicodelia arropando a unos estribillos de
atmósfera tradicional y de canción ligera. Y finaliza el disco con
Sevgiye tutsak, una cancioncilla que comienza con una especie de teclados a lo
Hammond de baratillo y resulta más cercana a la
chanson francesa que al folk tradicional turco, concluyendo de
manera serena, tranquila y agradable este inclasificable álbum que parece
hecho a pedazos de estilos aparentemente poco amigos unos de otros pero que,
a tenor de la magnitud como estrella de Erol, digo yo que serían del
gusto de la sociedad turca de finales de los 70.
Hacedme caso, amiguitos. Afrontadlo sin prejuicios en un ejercicio de arqueología sonora inexcusable. Encontraréis pop, rock setentero, psicodelia, folk... vamos, indicado para todos los oídos, incluso los blandengues. Por supuesto, musicalmente no es lo que más me emociona pero me evoca recuerdos de mi estancia en Estambul, ciudad que desde aquí os recomiendo también que visitéis, si puede ser, fuera de temporada.
En cuanto a Erol –que nunca superó la muerte en accidente de coche
de una de sus hijas y la de su primera mujer a causa de un cáncer– fué
encontrado por su manager el 12 de marzo de 2015 en su residencia del
distrito de Beşiktaş en Estambul tras sufrir un ataque al corazón. Padecía
de diabetes, hipertensión y le habían sido implantados
stents coronarios. Y como en muchos otros casos en el mundo del
espectáculo, la fama no le había dado la felicidad. Su trayectoria –además
de por innegables éxitos profesionales– se caracterizó por una agitada vida
sentimental de amantes, esposas, divorcios, defunciones, problemas de salud
y numerosos descendientes –algunos reconocidos y otros no– que en el momento
de su muerte iniciaron las habituales y vergonzosas batallas judiciales por
una suculenta herencia de dinero y propiedades inmobiliarias. Sin duda, un
final que no hace justicia a la historia de Erol Büyükburç, este
Elvis turco que ha colado sin saberlo y post-mortem uno de sus
discos en mi colección.
¡Feliz viernes!
@KingPiltrafilla
Entrada publicada simultáneamente en ffvinilo.blogspot.com
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