La entrada de hoy comienza con las vistas desde la terraza del restaurante de nuestro hotel, con la cúpula y los alminares de la Mezquita Nueva en primer plano, el Puente de Gálata sobre el Cuerno de Oro, la Torre de Gálata, el Bósforo y el Puente de los Mártires del 15 de julio al fondo , semioculto entre la bruma, imágenes de la hora del desayuno antes de nuestra primera mañana en Estambul. Esta la dedicamos a visitar el bazar egipcio de Eminönü, conocido popularmente como el Bazar de las especias. Además de frutos secos, dulces o especias, nos llamó la atención una tienda de quesos en la que pudimos ver como extraían de su envoltorio el Tulum, un tipo de queso que se madura en el interior de una piel de cabra y que pudimos probar. Como amante de los quesos puedo deciros que estaba delicioso.
Nuestra siguiente parada fue la preciosa Mezquita Nueva, proyectada por la mujer del sultán Murad III y finalizada más de setenta años después tras numerosos problemas económicos, religiosos y sociales, gracias a la madre del sultán Mehmet IV. Nuestra intención era visitar seguidamente las dos mezquitas más importantes de la ciudad, la Mezquita Azul y Santa Sofía. Sin embargo, tras rodear por completo el perímetro de la primera buscando su entrada, al final nos dimos cuenta de que –ya es mala suerte– llevaba cerrada desde enero a causa de las obras de restauración a las que estaba siendo sometida.
Así pues, nos dispusimos a hacer la correspondiente cola para acceder a la Gran Mezquita de Santa Sofía, inaugurada como catedral ortodoxa bizantina –función que detentó más de nueve siglos, con un pequeño paréntesis como catedral católica– antes de convertirse en mezquita durante casi 500 años y secularizarse a finales del primer tercio del siglo XX hasta el verano de 2020, cuando volvió a convertirse en mezquita por decreto del Gobierno de Erdogan.
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