Amigos, toca presentaros a la banda Krokus a través del que es su disco más vendido, este Headhunter que hoy os traigo. Originales de Suiza, sus inicios a mediados de los 70 se enmarcaban en el rock progresivo aunque –tras diversos cambios de formación y fuertemente influenciados por AC/DC– no tardan en pasarse al hard’n heavy. Sin embargo, es precisamente ese sonido y el que hasta ellos mismos se declaren herederos de los australianos lo que provoca que haya quien no les respete, yo mismo por ejemplo. Esa es la razón por la que en su momento nunca compré ningún álbum del grupo. Pero llega 1983, con la banda afincada en los Estados Unidos y la MTV a pleno rendimiento, cuando aparece en las tiendas Headhunter, la mejor y más vendida de sus obras, que conseguí en su edición española de la época algunos años más tarde.
Producido por Tom Allom en los Bee Jay studios de Orlando, el line up que
parió el disco constaba de Marc Storace a las voces, Cris Von Rohr al bajo,
teclados y percusión, Fernando Von Arb a las guitarras, bajo y teclados,
Mark Kohler a las guitarras y Steve Pace a la batería, con la participación
a los coros de Rob Halford y Jimi Jamison. La estupenda portada fue obra de
Steve Joester y su track list el que sigue:
A
Headhunter
Eat the rich
Screaming in the night
Ready to burn
B
Night wolf
Stayed awake all night
Stand and be counted
White din
Russian winter
Headhunter es la carta de presentación del disco, con un inicio de batería galopante que me recuerda a la de Fast as a shark de Accept con un pelín de desaceleración. Storace y Von Arb también están desatados. Menos metálica y más hardrockera es Eat the rich, con Storace en su papel de Bon Scott 2.0 y un sonido mezcla de Saxon y AC/DC. El trabajo de guitarras también resulta muy atractivo. Le llega el momento a Screaming in the night, el TEMA del disco, un baladón con un fantástico nivel tanto vocal como instrumental que, junto a su canción inicial, son las culpables de que me hiciese con este vinilo. Y tras el remanso de paz, regresa la energía para cerrar la cara con la misma fuerza que ha comenzado con la metalera Ready to burn, con Rob Halford en los coros.
La cara B comienza también con la fuerza de Night wolf, otro tema que me
recuerda a Accept, mucho en realidad, en particular a su Burning del
Breaker, con una melodía y unos estribillos que me parecen bastante
relacionados, con el momento Night wolf, night wolf, burning with desire,
night wolf, night wolf, turn my heart on fire casi calcado al Burning,
burning, burning just like fire, burning, burning, a rock 'n' roll desire de los alemanes.
En fin, quizás soy yo. Stayed awake all night es una versión del blues rock
setentero de Bachman-Turner Overdrive que por una parte mejoran al hacerla
más moderna y hard rockera, pero de la que me sobra totalmente ese
interludio a lo Whole lotta love de los Led Zeppelin. Le sigue Stand and be
counted, un hard rock potente y resultón con un sonido a lo Saxon. Y White din
es una prescindible instrumental de poco más de un minuto que precede a la
estupenda Russian winter con la que Krokus ponen el broche final a un
notable álbum que colocó a la banda en los puestos altos del panorama musical
jebimetalero.
Paradójicamente, Headhunter fue el último elepé de Krokus en el que aparecería Chris Von Rohr, miembro fundador y el único que había tocado en todas sus grabaciones como bajista, teclista, batería e incluso vocalista principal en un par de álbumes. Y es que el éxito había traído mujeres, porros, alcohol y cocaína –todo en cantidades industriales– a una banda con el ego muy subido, sobre todo el de su frontman Marc Storace. Después de conseguirles un puesto como teloneros de Def Leppard, su manager Butch Stone había alentado el comportamiento insolente del vocalista, lo que –unido a una pelea con Rick Allen– provocó que los echasen de la gira. La frustración hizo que Von Rohr hablase con un periódico sobre los excesos con las drogas en el seno de la banda por lo que fue despedido del grupo. El guitarrista Fernando Von Arb declararía años después que, pese a que en aquel momento sintió rabia y justificó el castigo aplicando el dicho de “lo que sucede en Las Vegas se queda en Las Vegas”, más tarde se dio cuenta de que todo había sido una maniobra de Stone para debilitar al grupo y ganar aún más peso en las decisiones. Y si bien su siguiente obra también tuvo éxito, a partir de entonces la fuerza de Krokus –pese a mantenerse en activo hasta bien entrado el siglo XXI– fue perdiendo fuelle.
En fin, sirva esta entrada para recordarlos como la banda más internacional
que ha tenido Suiza junto a Gotthard, de quienes Chris Von Rohr produjo sus
cinco primeros álbumes.
¡Feliz viernes!
@KingPiltrafilla
Entrada publicada simultánamente en ffvinilo.blogspot.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario