La película a la que dedico mi espacio de hoy es la española El extraño amor de los vampiros, dirigida por León Klimovsky, un viejo conocido de este blog. Escrita por Juan José Daza y el guionista Carlos Pumares, que se convirtió en crítico cinematográfico años después y desarrolló una carrera como tal en radio y televisión. Protagonizada por Emma Cohen, Carlos Ballesteros, Vicky Lusson o Roberto Camardiel, la cinta se inicia con la muerte de una de las hijas del hombre más importante de una localidad rural, una más de las que se producen en ese lugar y que la población achaca a la influencia del demonio. Por ese motivo, aunque la ciencia –encarnada por el doctor del pueblo– lo encuentra aberrante, antes de enterrar a la difunta se le clava una estaca en el corazón. Y por desgracia, bastante realidad hay en la superstición de las gentes del lugar porque al anochecer somos testigos de cómo unas figuras oscuras abren el ataúd de la joven y la devuelven a la vida. El médico, que está al cuidado de la hermana menor de la malograda –aquejada de una extrema debilidad– busca respuestas a las creencias de los lugareños y es así como conoce una historia con su origen en las ruinas de un castillo que se divisa desde el pueblo, donde muchos años atrás vivía el conde Rudolph von Wimberg. Una noche, un hombre acompañado por dos mujeres y su encantadora hija, solicitó refugio en medio de la tormenta. Tras la cena, el conde cayó en el embrujo de la joven, que clavó sus colmillos en él. Cuando despertó, el desdichado descubrió que su propio padre y sus sirvientes habían sido mordidos también por vampiros. Desde entonces se dice que vaga buscando venganza.
En fin, historias de taberna que intentan dar un sentido sobrenatural a las desgracias. No obstante, cuando los padres de Catherine se trasladan a la capital y dejan a su hija sola al cuidado de sus sirvientas, una noche de tormenta recibe la visita de un aristócrata que solicita guarecerse de la lluvia y dice ser el conde Wimberg. Así es como Catherine, atravesando un despertar sexual reprimido por la religión, se siente atraída por el oscuro caballero que –mientras envía a su cohorte de vampiros contra la población– la atrapa en su embrujo y la hace partícipe en su castillo de las sórdidas bacanales que organiza para su disfrute. Amiguitos, de León Klimovsky ya os he hablado varias veces en este blog –encontrad aquí otras reseñas–, tanto como habitual realizador de películas de Paul Naschy como de otros títulos dedicados al vampirismo y que –en mi humilde opinión– dieron como resultado obras por encima de esta El extraño amor de los vampiros que hoy os comento. La fotografía de la copia que he visto yo es bastante oscura y la historia no resulta ni original ni especialmente interesante. Por otra parte, aunque su valía como actores es innegable, parece que Ballesteros y Cohen son tan conscientes de la mediocridad del guión que interpretan sus personajes como con piloto automático. En fin, que la falta de sangre, sensualidad y atmósfera gótica –todo ello tan necesario en producciones de este género– son aspectos que lastran una película que me ha parecido del montón. Pero, qué sabre yo.
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