viernes, 11 de marzo de 2022

Saxon – Power & the Glory (Carrere-1983)


Después de un primerizo y poco pulido Saxon –tengo todos los vinilos ochenteros de la banda, pero ese al ser del 79 me falta–, tres discarrales clásicos y un imprescindible directo, los Saxon convertidos ya en estrellas de la NWOBHM y dispuestos a afianzarse como exponentes del metal británico, graban el aplastante Power & the Glory en los Axis sound studios de Atlanta –salto a los States, el sueño de todas las bandas– con Jeff Glixman a los mandos de la nave. El disco contó con la participación de Biff Byford a las voces, Graham Oliver y Paul Quinn a las guitarras, Steve Dawson al bajo y Nigel Glockler a la batería en la que suponía su primera colaboración con el grupo. 
 

El álbum, con una llamativa portada de Nic Tompkin que tiene tantos detractores como defensores, tenía el siguiente track list
 
A 
Power & the Glory 
Redline 
Warrior 
Nightmare 
 
B 
This town rocks 
Watching the sky 
Midas touch 
The eagle has landed 
 
Antes de nada, para que quede claro, decir que el protagonista de toda la obra es Biff Byford con su inconfundible voz. Es decir, que en alguna canción se lucirán más Quinn, Dawson, Oliver o Glockler, en solitario, en parejas o como sea. Pero Saxon es Byfford, no hay otra. Dicho esto, comienza el disco con Power & the Glory, el tema título del álbum, un hard rock en el que destacan el bajo de Dawson –un músico al que creo que nunca se ha valorado lo suficiente– y la pegada enérgica de Glockler. Con un tempo muy a lo classic rock, le sigue Redline, otro temazo con un buen trabajo de guitarra que precede a la espídica Warrior, otra con bajo galopante y un solo fantástico. La melódica Nightmare es otro ejemplo de que Saxon podían componer temas impresionantes ya fuesen a gran velocidad como a ritmo más pausado. Todo en este tema encaja a la perfección, la voz de Biff, la base rítmica, los coros, las guitarras... en fin, imprescindible como todo el disco. 
 

La cara B se inicia con This town rocks, otro ejemplo de rapidez –el doble bombo va aquí que se las pela– con un buen trabajo de guitarras que viene seguida por una Watching the sky que es puro hard rock festivo que en mi opinión cumple sin más. Nada que ver con Midas touch, donde Byfford se luce y el dúo Quinn/Oliver recuerda muchísimo al formado por sus coetáneos Murray/Smith. La guinda del pastel la pone The eagle has landed –título autoplagiado de su disco anterior en directo–, un pedazo de canción imprescindible e incontestable que alterna momentos de delicadeza con guitarrazos enérgicos, siempre sobre unas líneas de bajo inquebrantables que convierten a este álbum en la joya que es. 
 

Y es que Saxon son los verdaderos adalides de la NWOBHM. Que sí, que Maiden son enormes y en un resumen musical de mi vida no podrían faltar ni ellos ni los Priest... ni los Leppard –mal que le pese a algunos irreverentes–, pero si alguien destila hard rock y compromiso por los cuatro costados, esos son Biff y sus colegas. Que también es verdad que a finales de los 80 y principios de los 90 quizás tomaron algunas veredas un poco equívocas, pero quién no andaba algo errático en aquellos tiempos convulsos para el jebimetal. Total, que hoy ha tocado presentar los respetos a un disco estupendo. 
 
¡Feliz viernes! 
@KingPiltrafilla
 
Entrada publicada simultáneamente en ffvinilo.blogspot.com 

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