Me encuentro a mitad de la semana con el neoyorquino Frank Rispoli, un artista afincado en Brooklyn con más de treinta años de carrera, que se formó entre el Fashion Institute of Technology y el Pratt Institute –en ambos centros acabó impartiendo clases– y cuyas obras se han podido ver en diversos museos y galerías, así como en las páginas de publicaciones como Mao Mag, Dazed o i-D. Criado en un angustioso ambiente familiar de catolicismo represivo, en la fotografía encontró su espacio de libertad y alegría.
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