viernes, 19 de noviembre de 2021

Accept - I’m a rebel (Reflektor Z-1980)


Pues sí, con esta serán siete las entradas dedicadas a la banda Accept y cuatro de ellas van firmadas por un servidor. ¿Se nota que me gustan estos alemanes, no? Bueno, al menos hasta la salida de Udo Dirkschneider. Los descubrí el verano del 84, con su fabuloso Balls to the wall. Al año siguiente cayó el no menos imprescindible Metal heart y de ahí pasé a hacerme con el Restless and wild –con la icónica Fast as a shark–, el Breaker con su impactante portada, el estupendo Russian roulette o su debut, con esa llamativa y elegante portada a lo Helmut Newton. Hasta el Eat the heat me compré, aunque no sea mi disco preferido de la banda precisamente. Y supongo que fue por esa época cuando también me hice con el I’m a rebel que hoy os comento, más que nada por no tener un agujero en la colección. Así se explica que mi ejemplar sea una edición de 1987 hecha en Coslada para Discos Victoria S.A. 
 
Grabado en 1979 y editado al año siguiente, la portada era basura –aunque con los años me parece entrañable y mucho mejor que la original alemana–, con el logo del grupo sobre el dibujo de la empuñadura de una espada y sin que apareciese el título. Y en la contraportada salían Hoffmann y los demás, maquillados como un banda de glam metal zombie. Además, en las revistas especializadas no se hablaba de este disco. En la segunda mitad de los 80, con los Accept en pleno apogeo y un sonido distintivo, este álbum no tenía temas remarcables y se encontraba eclipsado por el primero –que pese a tener un sonido pésimo era su primer trabajo, lo que ya le aporta entidad– y el Breaker, con algunos himnos como Midnight highway, Starlight o Son of a bitch. Total, que como os digo, ni me acuerdo de qué año era cuando con afán totalmente completista y sin demasiada ilusión me hice con I’m a rebel. ¿Y sabéis qué?, que no era tan malo. Es más, pese a ser un poco errático en estilo, me parece de gran calidad en lo musical. Era, no sé, diferente, un disco de transición, de búsqueda de identidad. 
 

Producido por Dirk Steffens en los Delta studios, contó con la participación de Udo Dirkschneider a las voces, Wolf Hoffmann y Jörg Fischer a las guitarras, Stefan Kaufmann a la batería y Peter Baltes al bajo y voces en un par de temas. 
 
El track list fue: 
 
A 
I’m a rebel 
Save us 
No time to lose 
Thunder & lightning 
 
B 
China lady 
I wanna be no hero 
The king 
Do it 
 
El disco se inicia con I’m a rebel, el tema que da título al álbum y que es la única vez que Accept han grabado una canción de otro grupo. La historia es interesante. El compositor es un tal George Alexander, que no es otro que Alex Young, el hermano mayor de Angus y Malcolm Young. Resulta que a mediados de los 70, después de un concierto de unos aún poco conocidos AC/DC en Hamburgo, donde por entonces vivía Alex, el promotor de un sello local les propuso grabar un tema para ellos. Y así es como la noche siguiente, al parecer con Bon Scott bastante borracho, la banda se metió en un estudio de Seevetal y grabó –dicen que con Scott haciendo coros y en la batería y Alex cantando, aunque la calidad de lo que puede encontrarse en internet hace difícil sacar nada en claro– esta canción que tres años después acabó ante Hoffmann y compañía. Y la verdad es que, pese a su horrible sonido, lo que puede escucharse en la red tiene un toque muy AC/DC, que en la versión de Accept quedó más glammy y con menos fuerza aunque con un resultado aceptable. Así, con todo, es un buen tema muy resultón. Save us sigue la misma tónica, aunque con un tono algo más judaspriestiano y con un sonido de bajo a ratos un pelín funky disco. Extraña mezcla, pero un –a mi entender– estupendo tema con unas guitarras fantásticas. No time to lose –uno de los dos temas cantados asombrosamente bien por Baltes– es un baladón fantástico. Y Thunder & lightning es quizás la que más se parece a los Accept de su primer disco, un heavy metal setentero más que solvente. 
 

Igual que el China lady con el que se inicia la cara B, que –con un sonido más pulido que en su debut– es un precedente de lo que encontraríamos en su Breaker del 81. Y si en Save us encontraba pinceladas funky disco, I wanna be no hero podría ser la respuesta teutona al disco metal de KISS y su I was made for lovin’ you. The king, también cantada por Baltes, es otro baladón impresionante que comienza con una acústica y que va adquiriendo fuerza conforme avanza, recordándome mucho a Always somewhere de Scorpions. Finaliza el disco con Do it, otro estupendo heavy metal muy judaspriestiano
 
En resumen, que no tiene el sonido que los hizo famosos internacionalmente pero suenan mucho más frescos y variados que en sus últimas obras con el piloto automático puesto, la máquina de autoplagiarse funcionando y Mark Tornillo a las voces. Dadle una oportunidad. 
 






¡Feliz viernes! 
@KingPiltrafilla
 
Entrada publicada simultáneamente en ffvinilo.blogspot.com 

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