viernes, 23 de julio de 2021

El altar del holocausto – Trinidad (Throne records-2021)


Si no me falla la memoria, que a mi edad podría ser perfectamente, con la excepción de Barón Rojo, no recuerdo haber publicado ninguna reseña de vinilos patrios. Para eso ya estaba Paco. Sin embargo, como hace tiempo que se dedica a otros quehaceres, recojo el testigo y os traigo hoy a la banda salmantina El altar del holocausto. Con casi una década de existencia, lo cierto es que los conocí hace muy poco, apenas un par de años atrás con motivo de la publicacón de IT. Su sonido me atrapó y me apenó no poder conseguir una preciosa edición en vinilo que se agotó en poco tiempo. Por eso, tan pronto como este año anunciaron la publicación de este Trinidad, me afané en encargar una copia que se ha hecho esperar varios meses por diversos cambios en la fecha de entrega, supongo que por culpa de la COVID19. Pero puedo deciros con satisfacción que a estas alturas ya poseo mi flamante edición del álbum en su edición amarillo arena –con regalo de una fotografía de la banda autografiada por los cuatro miembros– que en las versiones en vinilo edita el Sello asturiano Throne records


El concepto del grupo es de lo más llamativo. Sumad la teatralidad de Ghost, la aparente honestidad de Stryper y la iconografía pascual castellana y os haréis una idea de la propuesta estética de El altar del holocausto que, al igual que los penitentes de la Semana Santa salmantina, guarda el anonimato de sus integrantes. Ataviados con sus túnicas inmaculadas, sus miembros están rodeados de un halo de misterio que ríete tú de Tobias Forge y sus nameless ghouls. Y eso no es todo, se llaman hermanos entre ellos, se refieren a sus seguidores como fieles y llaman homilías a sus conciertos. 
Como todo lo que sirve de inspiración al grupo, su nombre está sacado de la Biblia y se refiere al altar de madera de acacia en el que se hacían sacrificios en honor a Dios para el perdón de los pecados. Ahora bien, lo que haya de sinceridad o de imagen en todo esto queda para los componentes de la banda ya que, particularmente, no me importa en absoluto y me lo tomo como un elemento más del espectáculo. 


Formada como dúo con Reaper Model a batería y Skybite a guitarra, la banda comenzó a pisar los escenarios en 2012. Eso sí, para grabar su primer álbum ya entró Weasel Joe a la guitarra y Skybite se pasó al bajo. En la actualidad –tras la adición de Reverb Myles a la guitarra– parece que el grupo ha encontrado la formación definitiva con la que continuar su andadura (o debería decir via crucis). Aún así, está claro que hay más personas involucradas en el proyecto. Por ejemplo, en una reciente entrevista, los miembros oficiales nombraban a un tal Cardenal Shake como un técnico que les había ayudado en la preproducción de este Trinidad, que suena menos oscuro y doom que su predecesor y goza de un sonido más limpio y progresivo. 

Por cierto, en la hoja interior hay un error de imprenta y versa ESPEZANZA donde debería poderse leer el nombre de la segunda virtud teologal del catolicismo y título del segundo tema de la obra. 


Grabado, mezclado y masterizado en el madrileño Estudio Uno por el ingeniero Pablo Pulido, el track list del álbum es: 

A 
Fe 
Esperanza 

B 
Caridad 
Crvucis (Remastered) 
Resurrectionem (Remastered) 


El primer temazo del disco es Fe, que posee diversos cambios de ritmo, con pasajes cristalinos y punteos limpios alternados con riffs muy gruesos totalmente doom. Es decir, la marca de la casa. Esperanza resulta menos densa, más reposada e incluso jazzy al principio aunque poco a poco va tornándose –digámoslo así– alegre y animada. Podría ser perfectamente un tema de Joe Satriani. Con ella finaliza una primera cara que resulta breve. 


Ya en la cara B y finalizando la Trinidad propiamente dicha, pese a que el estilo de esta gente es el que es y no hay que darle más vueltas, tenemos a la ¿progresiva? Caridad que goza de momentos que perfectamente encajarían en un álbum de Dream Theater mientras el tema va transitando entre pasajes de enorme calma con otros más enérgicos. Más doom son las versiones remasterizadas de los temas de su EP homónimo de 2016 que la edición en vinilo incluye como bonus, con un Crvcis que es un viaje lisérgico acompañado de un bajo poderoso y siniestro y una guitarra que le lleva a uno en volandas por caminos en los que la luz y la oscuridad se alternan y un Resvrectionem, más progresivo que el anterior pero igual de hipnótico, con largos desarrollos de guitarras limpias cubiertos de capas de gruesos acordes de guitarra y bajo. En general, una obra cuyo sonido te envuelve con su fuerza e intensidad interpretativa, una gozada, vamos. 


Y es que aún recuerdo la época preinternet, cuando uno pillaba en la FM algunos programas dedicados al heavy metal y tenía suerte si en onda larga captaba alguna emisora internacional en la que escuchar los singles y poco más de los álbumes que editaban sus bandas preferidas. Luego, después de comprar el disco en la tienda, corríamos a casa a escuchar con atención el álbum –en mi caso– tumbado en la oscuridad, con los auriculares puestos, que para mi gusto es la mejor manera de sentirse envuelto por la atmósfera de la grabación, con el cerebro concentrado en el sentido del oído. 


Así es como creo que debe disfrutarse la música en general y propuestas como las de El altar del holocausto en particular. Después de una experiencia así, cuando la aguja llega al final del surco uno quizás no ha entrado en comunión con el Señor... pero poco le ha faltado. 



Feliz viernes y que la gracia de Dios os acompañe, amigos. 
@KingPiltrafilla
 
Entrada publicada simulténeamente en ffvinilo.blogspot.com 

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