Estimado y no adorado ni amado, King, aunque valoro en extremo su esfuerzo por enriquecernos de manera visual, mi crítica de esta semana, se salda de manera favorable, pero, intuyo la repetición y me desespero. NO tiene su merced la culpa, al contrario, son las mentes de los que valoramos como actores creativos, creo, que el microplástico alojado en su torrente sanguíneo les afecta de manera considerable y tan solo actúan de acuerdo a un misal ya releído. Con mis deseos de paz y arte, se despide su más enconado cabronazo, revolucionario, Atticus
Vaya, me ha pillado, enconado cabronazo. Es cierto, me repito. Pero no son los microplásticos sino los fotógrafos faltos de ideas. Y aunque de tanto en tanto encuentro algún artista de la cámara con propuestas alucinantes, la mayoría discurre por caminos ya transitados. Pero aquí seguiré hasta que me canse. Lo compenso difundiendo también pintores, músicos y artistas en general -alguna vez con afán de puro relleno, lo acepto- para alimentar el espíritu sensorial (vista y oído) de los que, como usted, me siguen con estima.
Estimado y no adorado ni amado, King, aunque valoro en extremo su esfuerzo por enriquecernos de manera visual, mi crítica de esta semana, se salda de manera favorable, pero, intuyo la repetición y me desespero.
ResponderEliminarNO tiene su merced la culpa, al contrario, son las mentes de los que valoramos como actores creativos, creo, que el microplástico alojado en su torrente sanguíneo les afecta de manera considerable y tan solo actúan de acuerdo a un misal ya releído.
Con mis deseos de paz y arte, se despide su más enconado cabronazo, revolucionario, Atticus
Vaya, me ha pillado, enconado cabronazo. Es cierto, me repito. Pero no son los microplásticos sino los fotógrafos faltos de ideas. Y aunque de tanto en tanto encuentro algún artista de la cámara con propuestas alucinantes, la mayoría discurre por caminos ya transitados. Pero aquí seguiré hasta que me canse. Lo compenso difundiendo también pintores, músicos y artistas en general -alguna vez con afán de puro relleno, lo acepto- para alimentar el espíritu sensorial (vista y oído) de los que, como usted, me siguen con estima.
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