Piltrafillas, la película de hoy es Hospital massacre –aunque ha tenido varios títulos–, un slasher light que coescribió y dirigió Baaz Davidson a principios de los 80. Protagonizada por Barbi Benton, Charles Lucia, John Warner Williams y Jon Van Ness, nos encontramos ante un producción de la icónica Cannon Films de los míticos Yoram Globus y Menahem Golan, aunque sin la personalidad de otros títulos de la década. El argumento es simple y nos cuenta la angustia de Susan Jeremy, una joven madre atrapada en un hospital de Los Angeles al que había ido a recoger los resultados de una revisión anterior, mientras los doctores se empeñan en realizarle nuevas pruebas. ¿La razón?, un médico o alguien disfrazado como tal, ha cambiado las radiografías de su expediente provocando que los resultados no cuadren con la aparente salud de la paciente. Además, desde el momento de la entrada de Susan en el hospital, la misma persona ha comenzado a asesinar a otros empleados del centro.
Lo cierto es que esta Hospital massacre deja mucho que desear y se valió a la hora de captar espectadores del género masculino del reclamo de Barbi Benton, una actriz –sobre todo haría carrera con innumerables apariciones en televisión–, eventual cantante y modelo de Playboy.
Su inicio pretende sentar las bases mediante un flashback de lo que nos muestra el argumento, aunque este sea del todo inverosímil. Davidson juega a presentarnos algunos personajes que pretenden desviar la atención –caso del celador– aunque él mismo decida sabotearse y abandonar esa baza. También encontramos a personajes prescindibles que no aportan absolutamente nada, como el del televisivo Jimmy Stathis en un papel innecesario que además es protagonista de una de las escenas más estúpidas de la película, sentado y jugando con una naranja y una navaja, poniéndose perdido de zumo sin que parezca afectarle lo mas mínimo. Ni que decir tiene que también tenemos un desnudo gratuito de Barbi, a la que el médico hace quedarse solo con braguitas para ser auscultada y tomarle la presión arterial. En fin, Hospital massacre tiene pequeños momentos con cierta tensión aunque estos derivan en escenas de asesinatos light, casi sin sangre y muy mal rodadas. Aun y así, si uno no se la toma en serio y la afronta como si de una parodia se tratase –con mi hija a veces veo películas malísimas para reírnos de los fallos argumentales, las interpretaciones o efectos eseciales zafios–, la película puede resultar incluso entretenida.
Y como bonus, os acompaño un retrato de lo único por lo que la guapa Benton pasará a la historia. No hay más.
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