Hay ocasiones en las que las palabras son innecesarias y a la hora de recomendar Avengers: Endgame estamos sin duda ante uno de esos casos. Además, el mejor favor que se le puede hacer a esta película y a sus potenciales espectadores es comentar lo mínimo sobre ella. Y es que, si a estas alturas necesitas que alguien te recomiende asistir al estreno de esta obra épica del cine de nuestro tiempo, lo mejor es que no la veas. Sólo puedo deciros que se trata de tres horas que pasan como en un chasquido, en las que se ríe –mucho–, se llora –sí amigos, tengo más de cincuenta años, sé perfectamente que es ficción y que sus protagonistas son superhéroes, pero las lágrimas brotaron ayer noche en varios momentos– y se disfruta de ese viaje de montaña rusa emocional que conducen los hermanos Joe y Anthony Russo con la ayuda imprescindible de los guionistas Christopher Markus y Stephen McFeely.
Y es que lo que ocurre en la pantalla no deja un momento de respiro. Siendo como es una película para fans –el auditorio ríe, aplaude, grita o se sume en dolorosos silencios al únisono–, es obvio que el argumento no hace falta ni comentarlo y es un digno epílogo a más de diez años de universo Marvel, sagas entrecruzadas y más de veinte películas. Así pues, si esto de los superhéroes no ha sido nunca lo vuestro, pasad de largo. Pero, si durante esta década habéis disfrutado de cada título o –como en mi caso– habéis compartido con hijos o hijas impagables momentos ante la gran pantalla, viendo como crecían a la par que el universo desarrollado por Kevin Feige, tenéis que verla, disfrutarla... y sufrirla, cueste lo que cueste.
No hay comentarios:
Publicar un comentario