Mi segunda reseña del día es para la alemana El capitán, una cinta escrita y dirigida por Robert Schwentke que nos muestra un descarnado retrato de lo más bajo de la condición humana ambientado en la Alemania nazi de finales de la Segunda Guerra Mundial. Protagonizada por Max Hubacher en el papel protagonista, la historia que se nos cuenta es la de uno de los muchos desertores que desanimados, cansados y hambrientos abandonan las filas de un ejército desintegrado. Con el III Reich desmoronándose, la policía militar dispara contra sus compatriotas o los interna en campos, acusados de traición. Así mismo, la muerte es el castigo para delitos como robar huevos o un poco de carne. En ese entorno, el protagonista –tras escapar de milagro de sus perseguidores– encuentra el vehículo y el uniforme de un capitán de la Luftwaffe y cambia su identidad por la de Willi Herold, inventando una misión secreta encomendada por el mismísimo Adolf Hitler consistente en informar a Berlín de las condiciones de los soldados en el frente. En su periplo irá recogiendo soldados que han quedado aislados e ira convirtiéndose en un perverso degenerado que con total impunidad se dedica a asesinar y a llevar su delirio hasta límites que rebasarán toda moralidad y humanidad.
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