August F. Moebius fue un matemático y astrónomo alemán nacido a finales del siglo XVIII que descubrió la banda que lleva su nombre, una superficie de dos dimensiones que sin embargo en el espacio euclidiano tridimensional consta de un solo lado y que dio el nombre a esta cinta del surcoreano Kim Ki-duk. Así es, piltrafillas, hoy os hablaré de Moebius, un compendio de personajes entrelazados e hilos argumentales que se dan la vuelta o se solapan invertidos. Vamos, una banda de Moebius en toda regla. Dirigida, escrita, producida y fotografiada por Kim Ki-duk –a quien, por cierto, acusaron de agresión sexual durante el rodaje de la película–, el realizador nos ofrece como ya es natural en él una obra llena de culpa, sexo, violencia y un argumento retorcido y enfermizo. Sin embargo, la extraña aunque atractiva poesía visual a la que nos tiene acostumbrados, en este caso brilla por su ausencia. Por otra parte, en toda su hora y media de metraje sus personajes no pronuncian palabra alguna, supongo que como ejercicio de algún tipo de alegoría de la incomunicación. Gemidos, gritos, jadeos, lloros o risas es lo único que brota de las gargantas de unos protagonistas que no es que rebosen felicidad precisamente.
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