Inicio el domingo –cinematográficamente hablando– con esta The endless, una pequeña película dirigida por Justin Benson y Aaron Moorhead, escrita por Benson y con fotografía de Moorhead, que cuenta con ambos en el reparto interpretando a sendos personajes con sus mismos nombres junto a intérpretes conocidos como Callie Hernandez o Tate Ellington. El argumento nos cuenta la historia de dos hermanos que diez años antes lograron escapar de una secta de esas a lo Jim Jones en la que se habían criado y que tienen una vida de lo más anodina y falta de expectativas mientras siguen en tratamiento psicológico. En tal situación, Aaron –que es el que recuerda menos detalles de su anterior vida– comienza a pensar que quizás es una buena idea regresar con el grupo y disfrutar de una existencia cómoda, con buena alimentación y sin penurias económicas.
Pese a las reticencias iniciales, Justin acaba concediendo a su hermano la oportunidad de regresar al campamento para que él mismo se dé cuenta de que lo que echa en falta es una idealización. La llegada de los hermanos al seno de la secta está cargada de tensión. Todo es tan bucólico, tan equilibrado, tan perfecto que uno sabe que no puede ser real y que tras esa fachada de pretendida perfección tiene que haber algo oscuro. Y poco a poco vemos que así es. Amiguitos, despojada de artificios, con nada de accion, efectos especiales con cuentagotas y tan sólo personas interactuando en una trama de ciencia ficción, The endless es un poco liosa, liante y algo Lynchiana, aunque ese es también precisamente el principal mérito de los reales Aaron y Justin, quienes nos muestran una historia que obliga a estar atento y a tener las neuronas alerta. Entretenida.
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