12 valientes (2018)

Mi siguiente reseña es para un estreno reciente, en concreto la cinta bélica 12 valientes. Dirigida por el debutante Nicolai Fuglsig –fotoperiodista danés y reaizador publicitario con diversos e importantes galardones en su haber entre los que se cuentan un World Press Photo o un León de Oro–, se trata de una película basada en el libro de Doug Stanton sobre la gesta llevada a cabo por los ODA 595 de las Fuerzas Especiales de Estados Unidos. Protagonizada por Chris Hemsworth junto a Michael Shannon o Michael Peña, el argumento cuenta cómo un equipo de soldados de élite en colaboración con la CIA entró en Afganistán poco después de los atentados del 11-S con el objetivo de lograr el apoyo de las milicias de la Alianza del Norte –al mando del general Dostum, en la actualidad vicepresidente del país– y tomar el enclave de Mazar-e-Sharif, feudo de los talibanes y la organización Al-Qaeda. 

El interés de 12 valientes reside en que nos cuenta una historia que durante mucho tiempo fue clasificada y no trascendió a la opinión pública, así como en lo inverosímil que resulta. Así, mientras los talibanes disponían de tanques y ametralladoras montadas sobre pickups, las milicias de la Alianza del Norte y los doce soldados estadounidenses disponían de... caballos. Sí, es verdad que también tuvieron apoyo por parte de B-52 stratofortress, pero –como el personaje de Dostum comenta en un momento de la película–, aunque el cielo pertenecía a los Estados Unidos, la batalla se libraba en tierra. Total, amiguitos, que 12 valientes es poco más que un escaparate de fuerza, arrojo, determinación, sacrificio, camaradería... y todos esos valores eternos que la soldadesca posee como propios. Incluso el espíritu del séptimo de caballería propagado por Hollywood –en realidad bastante alejado de los desmanes sanguinarios de un regimiento que asesinaba a los nativos americanos sin respeto alguno– revive en las imágenes en las que Mitch Nelson y sus hombres cabalgan entre proyectiles de RPG y tanques en llamas. Increíble pero, al parecer, real. En definitiva, una cinta entretenida sin más, ni buena ni mala, bien presentada e interpretada, con muchos disparos y explosiones, talibanes malvados y norteamercanos valientes. Palomitera de usar, disfrutar, tirar y olvidar.