Amigos, vaya por delante que soy de los que opinan que Van Halen sin David Lee Roth no eran Van Halen, pero eso no significa que no respete y admire a este californiano que exuda ROCK con mayúsculas por todos sus poros. Así pues, obviando su paso por la banda de Edward y Alex y sus múltiples proyectos posteriores, me centro en la primera fase de su carrera para hablaros del gran Sammy Hagar. Y habiendo comentado ya aquí su primer éxito como vocalista de Montrose y de su colaboración con Neal Schon en HSAS, hoy os traigo uno de los álbumes de su prolífica singladura en solitario desde mediados de los 70 a mediados de los 80, en concreto el último que grabó antes de entrar en la banda de los hermanos Van Halen. Me estoy refiriendo a VOA –iniciales de la compañía de radiodifusión creada por el gobierno norteamericano Voice Of America–, que contenía uno de los éxitos más conocidos del guitarrista y cantante, I can’t drive 55.
Producido por Ted Templeman –que también se encargó de la percusión– entre los Fantasy recording studios y los Sunset sound studios, contó con la participación de Gary Phil a la guitarra rítmica, Bill Church al bajo, David Lauser a la batería y Jesse Harms a los teclados. La portada fue obra de Raul Vega sobre diseño de Vigon/Seireeni y el track list consistió en los siguientes temas:
A
I can’t drive 55
Swept away
Rock is in my blood
Two sides of love
B
Dick in the dirt
VOA
Don’t make me wait
Burnin’ down the city
El álbum comienza con la archiconocida I can’t drive 55, hard rock de inconfundible riff, acertados teclados de apoyo y un estupendo bajo de Bill Church. Sin duda, un temazo en el que Sammy está fantástico a las voces y con su guitarra, que abre el apetito y las ganas de seguir devorando el disco. Swept away es otro fantástico tema, con inicio guitarrero y un desarrollo que alterna pasajes que me recuerdan a The Police –e incluso a Yes– con otros típicamente hardrockeros. Es otro temazo de calidad en el que los teclados de Harms también tienen gran protagonismo. Rock is in my blood es muy guitarrera, pero musicalmente se acerca al hard melódico. Es otra bonita canción de este fabuloso álbum cuya cara A finaliza con Two sides of love, un hard rock con bonitos coros y profusión de teclados, un poco meliflua para mi gusto.
Nos plantamos en la cara B con Dick in the dirt, un hard rock clásico con un buen solo de guitarra que precede al incombustible VOA, tema que da título al disco y que –al igual que me pasa con Shine a little love de la E.L.O. por ejemplo– me obliga a moverme sin control poseído por el espíritu de la música. Te-ma-zo. Después de una canción así es difícil mantener el nivel, por lo que en lugar de seguir con otro tema lleno de energía, Hagar nos obsequia inteligentemente con Don't make me wait, un medio tiempo en el que se luce con la voz y las seis cuerdas. Y el punto final lo pone la fantástica Burnin’ down the city, hard melódico con potentes guitarras y unos teclados siempre presentes que arropan ese torrente de voz que el bueno de Hagar tenía por entonces.
En resumen, una joyita de disco que al fin forma parte de mi colección de vinilos y que hoy he querido compartir con vosotros.
¡Feliz viernes!
@KingPiltrafilla
Entrada publicada simultáneamente en ffvinilo.blogspot.com
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