Que las primeras palabras que se pronuncian en una película sean “Yo no maté a tu hermana, perra”, gritadas por un convicto condenado a la silla eléctrica por el asesinato de una joven, que asegura que regresará de su tumba para vengarse, le hacen pensar a uno que va a pasar un buen rato. Lamentablemente, no es del todo cierto, al menos no en la manera que uno espera, pero supone un más que digno divertimento. Dirigida y coescrita por Umberto Lenzi con el pseudónimo Harry Kirkpatrick, esta Nightmare beach también conocida como La spiaggia del terrore o Welcome to Spring Break –el nombre que reciben las vacaciones universitarias de Pascua en la que estudiantes de todo el país se dirigen a las playas del sur buscando sexo, alcohol y sol– nos cuenta como después de que Diablo, el líder de una banda de motoristas, sea ajusticiado tras jurar que regresará de entre los muertos se producen varias muertes violentas entre los jóvenes que pasan sus vacaciones en un hotel de Manatee beach, al sur de Florida. Gail, la hermana de la víctima de Diablo, investigará los hechos junto a un joven universitario llamado Skip, enfrentándose a los motoristas de la antigua banda del criminal y a las autoridades de Manatee, que pretenden silenciar los crímenes para que no afecten a la imagen turística del municipio.
Concursos de camisetas mojadas, topless y biquinis, hard rock ochentero de perfil bajo, gañanes salidos en busca de carne y zagalas feúchas dispuestas a ofrecer sus cuerpos al primer borracho que se encuentren son, junto a unos efectos especiales y de maquillaje cutres y unas interpretaciones desiguales al servicio de un guión simple, los aspectos característicos de Nightmare beach. Y precisamente en eso radica su encanto. En mi opinión, no estamos ante la montaña de guano que uno espera tras leer la mayoría de críticas que pueden encontrarse por ahí y –siempre que no nos tomemos la cinta como un giallo o un slasher de horror de calidad, sino como un subproducto de bajo presupuesto sobre jóvenes estúpidos y un asesino motorista– creo que la película es altamente disfrutable junto a un buen copazo de ron añejo en el marco de una fría tarde otoñal. El reparto reúne a actores casi amateurs junto a figuras norteamericanas más o menos conocidas del cine y la televisión, entre las que encontramos a Michael Parks, Lance LeGault –el coronel Decker del Equipo A– o al prolífico John Saxon. En fin amiguitos, yo le daría una oportunidad.
Bonus: La banda sonora original está a cargo de Claudio Simonetti –habitual colaborador de Dario Argento y de numerosos títulos italianos de horror– y se completa con una mescolanza de temas ochenteros con aportaciones –entre otras bandas– de Rondinelli, Rough Cutt o Randy Piper’s Animal, que es de quien os adjunto el tema Rock like an animal.
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