Amiguitos, la primera película de hoy tiene un inicio ridículo, con una Linnea Quigley simulando ser la adolescente Dawn –con la ayuda del único elemento de maquillaje de una peluca con coletas– para mostrarnos el asesinato en sueños de su mejor amiga Amy y un tío que acababa de llevársela a la cama. Tras los títulos de crédito, el realizador nos regala una interminable escena de Dawn hablando con su psiquiatra, que la evalúa para decidir si le da el alta mientras ella le cuenta como su padre, un mafioso, le metía mano desde bien pequeña a partir de la muerte de su madre y ella tenía fantasías en las que invitaba chicos a casa y se los follaba. Se trata de un flashback de su estancia en el hospital que el director alterna con una conversación de las dos amigas al borde de una piscina. Luego vemos como la evaluada es Amy antes de que esta despierte de su sueño evocador y Dawn le recuerde que han invitado a sus exnovios a pasar el día con ellas. Los chicos imaginan que tendrán una inolvidable cita con sexo y cerveza pero pierden de vista que las chicas son un par de enfermas trastornadas.
Protagonizada por la mencionada Linnea Quigley –también coproductora del film– y dirigida por el canadiense David DeCoteau como Ellen Cabot –uno de sus habituales pseudónimos–, Murder weapon tiene un sonido pésimo –algo así como ruido de tráfico mezclándose con la escena del psiquiatra o el piar de pájaros más la música ambiental apagando la conversación de las dos amigas en la piscina– que otorga a esta cinta una pátina de cutrez bastante elevada. Además, los diálogos son largos y pesados, las interpretaciones patéticas y los efectos especiales de baratillo. No obstante, la mezcla de todo ello junto a ese festival gore del final de la cinta y los cuerpos desnudos de las protagonistas en algunas escenas convierten a este enorme sinsentido en una simpática pelicula sexy-slasher tardoochentera que no os podéis perder. Eso sí, afrontadla acompañada de una buena dosis de alcohol.
Bonus: Este verano, Strange Disc Records editó un single de Linnea Quigley and Men in skirts con la grabación de This chainsaw’s made for cutting! de 1997. Son 11 dólares a los que hay que sumar 16 de los gastos de envío. Me encanta Linnea, me encantan los vinilos de colección y soy un poco friki... pero 23 eur y pico por una canción, se me hace excesivo. Claro que, si alguien se anima, siempre podemos compartir gastos.
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