Piltrafillas, hace unos años tuve conocimiento de su nombre por primera vez y tras una época en la que escuché su música de tanto en tanto les perdí la pista. Esta semana, no me preguntéis la razón, me he acordado de ellos. Pensando que ya no existían –poco se habla de ellos por estos lares– he buscado su página y me ha sorprendido comprobar que siguen en activo. En efecto, os estoy hablando de los Inugami Circus-dan, un grupo formado a mediados de los 90 gracias a un anuncio publicado por su cantante en un semanario de manga.
Muy populares en su país aunque no hayan llegado tan lejos internacionalmente como otros grupos nipones, los Inugami Circus-dan –literalmente, troupe circense del dios perro– son unos extraordinarios músicos con unas llamativas pintas, entre quienes destaca su vocalista Kyôko, una cantante de estupenda voz que es una mezcla entre Carmen de Mairena y el Sargento Kabukiman.
Con una estética entre gótica y visual kei y un estilo que ha pasado del punk garajero de sus inicios a un hard rock más técnico, aunque siempre pasado por el tamiz inugamicircusdanero, se declaran tan seguidores de Led Zeppelin o Deep Purple como de X-Japan, de quienes hace años versionearon con éxito su tema Rusty Nail.
Así, esas pintas y la fuerza de la parte instrumental de su música contrastan con la voz de Kyôko, en la senda de figuras de la canción melódica nipona de los 50 y 60 como Misora Hibari o Miyako Harumi. Y es que, en un país como Japón en el que se inventó el karaoke, tan impregnado en el ADN de una sociedad en la que esa distracción es una parte muy importante del negocio del entretenimiento, el natsumero sigue divirtiendo a varias generaciones. El nombre de este género popular –por cierto, tengo un vinilo dedicado al mismo del que hablé aquí– que con toda seguridad Kyôko utilizó para modelar su personaje, viene de natsu (verano) y merodi (melodía) y consiste en cantar con un gran sentiminto y respeto no exento de nostalgia éxitos clásicos de la música nipona.
Como os podéis imaginar, juntar ese sonido –aunque en el caso de esta banda muchas de sus letras traten sobre violaciones o asesinatos– con punk o hard rock y vestirlo de visual kei resultó de lo más atractivo para el panorama musical japonés, ávido siempre de propuestas novedosas e impactantes. Además de la mencionada Kyôko –como si la Heidi de anime hubiese crecido y engordado dedicándose a imitar a Joey Ramone–, completan el line up George II a la guitarra, Zin al bajo y Akira a la batería. Total, que si aún no conocíais a estos seguidores del dios perro, esta es una buena ocasión para hacerlo.
Para ilustrar musicalmente la entrada os he adjuntado algunos de sus temas y para frikis os dejo aquí un enlace a su vasta e interesante discografía.
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