Amigos, es hora de finalizar el curso y darse un respiro en esto de reseñar vinilos para poder regresar con mayor ímpetu tras el parón estival, por lo que pretendo despedirme por todo lo alto con una obra imprescindible del thrash de los 80, ni más ni menos que el mítico Hell awaits de Slayer. Después de ser fichados por Brian Slagel –un antiguo periodista musical que había fundado su propio sello– que había editó la primera grabación autofinanciada de los californianos, el éxito fue tan grande que Slagel contrató a Ron Fair como productor y a Bill Metoyer –que ya había participado en el debut de la banda– para grabar y mezclar su segundo álbum entre los Eldorado studios y los Track records studios. El line up fue el mismo que grabó su predecesor y que se convertiría en la formación clásica y habitual de la banda, con Kerry King y el malogrado Jeff Hanneman a las guitarras, Tom Araya al bajo y voces y Dave Lombardo a la batería.
Con portada de Brian James y Albert Cuellar, el track list del disco fue:
A
Hell awaits
Kill again
At dawn they sleep
B
Praise of death
Necrophiliac
Crypts of eternity
Hardening of the arteries
El álbum se inaugura con un satánico inicio, distorsión guitarrera y Araya grabado al revés pidiendo que nos unamos a las hordas de Slayer justo antes de entrar el hipnótico riff del tema título que da comienzo a este mítico vinilo. Aplastante. Le sigue Kill again, otro temazo de alto octanaje guitarrero a cargo de King y Hanneman sobre el que vocifera Araya al ritmo que marca Lombardo, un muro sónico de violencia con solos afilados. At dawn they sleep es sencillamente apabullante, con gran presencia del bajo de Araya, un sonido típicamente thrashy ochentero y esos duelos dialécticos a las seis cuerdas entre Kerry y Jeff que encajan en un tema con diversos cambios de ritmo que pone fin a la primera cara del vinilo.
Praise of death da comienzo a la cara B con más de lo mismo, rapidez, letras no aptas para estómagos sensibleros, violencia sónica, riffs pesados y solos afilados. Y la cosa se mantiene con Necrophiliac, una nueva colección de guitarrazos y otro ejemplo de la energía de Lombardo golpeando los parches sin descanso ejerciendo de conductor rítmico del resto de la banda. Es el momento del tema más extenso del disco, la enorme Crypts of eternity cargada de cambios de ritmo. Debo deciros que hay momentos en los que recuerda un montón a los primeros Flotsam and Jetsam, lo que no es de extrañar al ser estos otro fichaje de Slagel con Bill Metoyer como responsable del sonido. Y finaliza el álbum con Hardening of the arteries, un tema brutal de Hanneman en solitario que finaliza con el riff inicial de Hell awaits, cerrando el círculo de este elepé infernal y maligno.
En fin amigos, un álbum grande lo mires por donde lo mires que no puede faltar en la colección de ningún metalhead ochentero que se precie y que por fin ha llegado a casa. Original de 1985, la versión que poseo es la del trigésimo aniversario de su lanzamiento, basada a su vez en la edición de Metal Blade de 1988, muy cuidada y con un póster de la portada.
Feliz verano y felices vacaciones para los que las inicien.
@KingPiltrafilla
Entrada publicada simultáneamente en ffvinilo.blogspot.com
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