domingo, 14 de mayo de 2017

Nuits rouges (1974)

 
 
 
 
 
 

Mi primera reseña del día es para Nuits rouges, el último largometraje del realizador francés Georges Franju, a quien debemos joyas como Les yeux sans visage o Judex –de esta última os hablé aquí– y que esta vez se despidió de la gran pantalla con una cinta algo irregular pero, en mi opinión, igual de interesante. Con guión de Jacques Champreux –que ya había adaptado la novela de Bernède para la mencionada Judex y que en esta interpretaba al Hombre sin rostro–, la historia que se nos cuenta es la siguiente. Por culpa de la avaricia del mayordomo del escritor Maxime de Borrego –especialista en la historia de los Templarios– llega a oídos del criminal Hombre sin rostro que este conoce el paradero del tesoro de la Orden del Temple, así que se propone torturar al escritor para averiguar su ubicación. Sin embargo, su víctima fallece sin revelar la información. Entonces, el sobrino de Maxime y su novia unen fuerzas con el comisario Sorbier de la policía –Gert Fröbe, el inolvidable Goldfinger– para detener al asesino. El Hombre sin rostro, por otra parte, luchará contra ellos ayudado por sus zombies sin cerebro y una atractiva asistente – la texana Gayle Hunnicutt– que recuerda a Catwoman de los cómics de DC

 
 
 

Piltrafillas, al parecer existe bastante unanimidad entre la crítica a la hora de coincidir en que el resultado de esta Nuits rouges está muy por debajo de los títulos de Franju que antes os he mencionado –en realidad, se trata de un refrito, una especie de montaje del director del material que sirvió para una miniserie de televisión que se emitiría un año después en ocho episodios–, sin embargo a mi me encanta la historia, la fotografía y –pese a la evidente falta de presupuesto– los escenarios y la parte estética de la película están muy cuidados y tratados con gusto, asi que ¿qué mas da que las interpretaciones de algunos de los actores o la historia no sean para un Oscar –un César en este caso–, ¿acaso sería mejor tomarse este folletín en serio? En resumen, una obra más que recomendable del cine francés de los setenta para –si no lo habéis hecho ya– descubrir sin falta.

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