De nuevo hace presencia el erotismo en este espacio de la mano de Victor Melnik, otro de esos fotógrafos rusos de los que –lo habéis adivinado– no tengo dato alguno que contaros, a excepción del lugar de residencia que –en esta ocasión– es Perm, población cercana a los Urales que durante dos décadas se llamó Molotov.
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