Hoy toca hablar de una película titulada The nice guys. La veo y os cuento. Los Angeles, 1977 –yo ya tenía diez añitos, piltrafillas–, créditos iniciales a los sones de Papa was a rollin’ stone de The temptations. La cosa pinta bien. Un Trans Am hace su entrada a lo bestia en escena y vemos unas bonitas tetas... algo castigadas, eso sí. En fin, amiguitos, entre eso, la aparición primero de un Russell Crowe entrado en carnes –o mejor dicho, en grasas– interpretando al matón Jackson Healy, de un resacoso Ryan Gosling como el detective alcohólico Holland March después y de esa estética setentera que impregna la cinta –ese papel pintado o esa publicidad televisiva tan cutre a los ojos de hoy en día–, creo que me lo voy a pasar muy bien viéndola. Total, que los dos hombres entran en contacto de una manera un poco traumática porque el primero está buscando al tipo que acosa a su cliente, Amelia Kuttner, y el segundo está buscando a Amelia, la supuesta sobrina de su cliente, una anciana que afirma que esa chica es Misty Mountains, la joven actriz porno que falleció en un accidente de coche. ¿Liado, no?, pues aún se enreda más el tema cuando dos gángsters aparecen en el apartamento de Healy buscando también a Amelia. Todo ello obligará a los protagonistas a formar equipo para arrojar luz a lo que está ocurriendo, zambullirse en el mundo de los rodajes porno, buscar a la desaparecida Amelia y dar sin pretenderlo con una conspiración del gobierno y la industria del automóvil.
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