domingo, 19 de junio de 2016

Sharkansas: Women’s prison massacre


Y escojo como segunda recomendación cinematográfica del día una infecta cinta del prolífico Jim Wynorski, realizador que desde los años 80 ha dirigido más de 150 títulos de serie B o peor y cuya última obra ha rodado directamente para la televisión, lo que ya nos indica que no veremos ni demasiada sangre ni mucha piel desnuda. Y es que lo más cercano al erotismo que veremos en esta Sharkansas: Women’s prison massacre son unos shorts azul marino, camisetas blancas de tirantes y un biquini rosa. La historia, otra más de las que aprovechan la fiebre SHARK –al final va a convertirse en un género–, no tiene desperdicio. Resulta que la empresa Arkansas Fracking Industries realiza voladuras controladas en una mina junto a un lago no muy alejada de la prisión femenina del Estado de Arkansas. A su vez, la detective Patterson y su subalterno Adam se encuentran en la zona tras la pista de unos atracadores cuando cerca del río se dan de narices con el cadáver despedazado de un pescador y a otro en estado de shock. Mientras, un reducido grupo de presas son trasladadas a una zona pantanosa para limpiarla. Lo que debía ser un día anodino se torna aterrador cuando una de ellas es atacada por un exraño tiburón. Entonces, cuando regresan a la penitenciaría, la furgoneta en la que viajan es asaltada por una desconocida que pretende liberar a las convictas y se las lleva a una cabaña en medio del bosque con los funcionarios que las custodiaban como rehenes. Allí, mientras la detective Patterson olvida su misión inicial y se centra en la búsqueda de las prisioneras aprovechando que está en la zona, las chicas tendrán que defenderse del ataque de la bestia del pasado que las acecha. 


Y es que la Arkansas Fracking lleva tiempo haciendo prospecciones dinamitando la zona sin reparar en que ha destruido numerosas cuevas profundas, creando un canal entre la superficie y algún tipo de océano subterráneo en donde ha sobrevivido un tiburon de hace mas de 40 millones de años –el Sharksaurus–, capaz de nadar tanto por terreno acuático como arenoso. En fin, piltrafillas, Sharkansas: Women’s prison massacre son efectos especiales de baratillo, interpretaciones patéticas, diálogos simplones y nivel low cost pero que muy low, tan infame que hasta resulta simpáticamente entretenida, una película que sólo podréis disfrutar si os la tomáis como un puto chiste malo. Del despropósito se salvan Dominique Swain –la Lolita que hace casi veinte años enamoró a Jeremy Irons– y a duras penas una Traci Lords que ya retiene poco del glamour de aquella joven sensual que muchos tenemos en mente. 


Como bonus, adjunto unos retratos de Traci –en su mejor momento–, Dominique, Christine Nguyen –una actriz habitual de la escena softcore– y la voluptuosa modelo Skye McDonald.

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