Queridos lectores, hoy quiero dedicar mi entrada quincenal al cuarto álbum de Marilyn Manson, este Holy wood (In the shadow of the Valley of Death) que pone fin –o inicia, según asegura su creador– la trilogía completada con Antichrist Superstar y Mechanical animals. Como ya pudisteis leer aquí, obviando el single Sweet dreams, mi primer contacto a lo grande con la banda fue el inmenso A.S. que al alimón con Trent Reznor puso en solfa el artista de Canton. Aquel álbum me parece aún hoy lo mejor que ha grabado este grupo junto al que le siguió y su debut. Sin embargo, estilísticamente, opino que si agrupamos su obra por ciclos, lo normal es referirnos a la trilogía mencionada al principio. Aunque Brian comenzó a escribirlo antes del Antichrist, lo cierto es que la obra completa es la respuesta al estado de ánimo del artista tras la tragedia de Columbine y su demonización –más si cabe que hasta el momento– por parte de la sociedad más retrógrada, fundamentalista y reaccionaria.
El que sería el último álbum del siglo de Marilyn Manson –que utilizaba algunos sonidos grabados en el californiano Death Valley– se grabó para Nothing/Interscope records en The Mansion, el estudio del mítico Rick Rubin en Laurel canyon, una zona de las colinas de Hollywood en las que también residía el vocalista (con tomas adicionales en Sunset sound y Westlake studios). Así, con producción de Dave Sardy y el propio Manson, el line up que participó en la creación final del álbum lo formaban Marilyn Manson a las voces, piano, flauta, clave, teclados, secuenciadores y sintetizadores varios, Twiggy Ramirez al bajo, guitarras y teclados, John 5 en todo tipo de guitarras, M.W Gacy a los efectos de sonido y sintetizadores y Ginger Fish a los teclados, percusión y programación de batería electrónica, con la colaboración del británico Bon Harris en todo tipo de sintetizadores, teclados, efectos de sonido y bajo y del propio Dave Sardy, a los sintetizadores e instrumentos varios.
El track list era el que sigue:
GodEatGod
The love song
The fight song
Disposable teens
Target audience (Narcissus narcosis)
President dead
In the shadow of the Valley of death
Cruci-fiction in space
A place in the dirt
The nobodies
The death song
Lamb of God
Born again
Burning flag
Coma black a) Eden eye
Coma black b) The apple of discord
Valentine’s day
The fall of Adam
King kill 33
Count to six and die (The vacuum of infinite space encompassing)
El cedé también tenía un apartado enhanced que se presentaba con un crucifijo hecho de armas. Posicionando el cursor sobre las pistolas se podía escuchar el efecto del tambor dando vueltas y se accedía al corto Autopsy en el que se representaba la autopsia de Manson, que aparecía con su cráneo abierto antes de que le extrajesen un feto del cerebro. Una obra no apta para estómagos sensibles, en efecto. En la actualidad, si se ejecuta el menú, aparece el error 404 ya que la URL a la que nos dirige el enlace ya no está activa.
Tema a tema, lo que primero encontramos es GodEatGod, sintetizadores, voz y guitarras con un sonido que conforme avanza se hace más grueso y amenazador y que sirve de preludio a The love song, con un sonido industrial más cercano al Antichrist que al Mechanical. Rabia y fuerza con gran presencia del bajo de Ramirez que precede a The fight song, una pasada de vueltas guitarrera con música de John 5, coautor de la mayoría de temas junto a Ramirez, verdadero artífice musical de la obra. Disposable teens nos trae recuerdos del Antichrist, puro Manson del que en 1996 tomó el mundo musical por asalto. Target audience tiene un inicio pausado y pasajes tranquilos alternados con otros más rabiosos donde incluso podemos encontrar momentos stoner. President dead nos lleva atrás en el tiempo y nos transporta sónicamente al Portrait, convirtiéndose en otra de mis favoritas. En In the shadow of the Valley of Death, una guitarra acústica nos introduce en un lamento desgarrado, un tema precioso producto de la excursión que Manson realizó al Valle de la muerte. Cruci-fiction in space es hipnótica, marcial, con ese sintetizador, guitarra y bajo golpeando rítmicamente nuestros oídos de manera repetitiva sobre la que Manson casi recita, una melodía rota de tanto en tanto por el estribillo. A place in the dirt es otro tema típico de John Lowery en el que múltiples guitarras y sintetizadores arropan a Manson en una canción que comienza susurrante y poco a poco va cogiendo fuerza, siendo casi una introducción a la más enérgica The nobodies.
The death song es otro de esos temas en los que Manson vomita la letra del estribillo con rabia. Musicalmente, exceptuando la guitarra de John 5, está lleno de sintetizadores. Lamb of God es otra composición en solitario de Ramirez, un tema lento con más sintetizadores y baterías programadas. Born again es una cabalgada rabiosa típicamente mansoniana aunque bastante simplona, algo de lo que por desgracia adolece en general el álbum, un disco con ideas de aquí y de allá que no logró superar en ventas a sus predecesores y que, en cierto sentido, es un titánico proyecto fallido de Manson. Burning flag es aún más rabioso que el anterior y a mi me gusta mucho más. Diría que es algo así como hard techno con espíritu punk –es una parida, lo sé, pero es la idea que su sonido me inspira–, una especie de versión electroindustrial del Slave to the grind de Skid Row que recuerda a March of the pigs de NIN, para que os hagáis una idea. Coma black está estructurado en dos partes y es como una revisión –sin el como– del Coma white de Mechanical animals que al parecer es una precuela del anterior (no olvidemos que Manson dice que cronológicamente, este es el inicio de una trilogía inversa que finaliza con Antichrist). Valentines day es –no me preguntéis la razón– mi favorito del álbum. Con un riff sencillo y un estribillo repetitivo, es de aquellas canciones sin enjundia que pese a todo se te meten en la cabeza. The fall of Adam comienza casi sin que nos demos cuenta como continuación del anterior tema (en mi opinion, ambos son una unidad). King kill 33 comienza con efectos de sonido y sintetizadores y nos acerca nuevamente a los sonidos tipo NIN. Y Count to six and die es un final negro, negrísimo, con efectos de sonido inquietantes –ese tambor de revólver dando vueltas– y una melodía de piano que acentúa la escena que nos cuenta la letra, la de una chica con el cañón de un arma en la boca.
Con diseño, fotografías y dirección artística –junto a Manson– de P.R. Brown, este Holy wood (In the shadow of the Valley of Death) es quizás el álbum más introspectivo de Brian Warner en cuanto a las letras y la historia que hilvana, pero musicalmente es de Jeordie White aka Twiggy Ramirez y John 5. En mi opinión, no está nada mal pero el resultado es muy irregular al estar hecho con ideas de aquí y allá, retazos de diferentes épocas que se le fueron de las manos a un Marilyn Manson (la persona), que en ese momento no pasaba por su mejor época. Años después intentó recuperar el rumbo del techno industrial con el algo decepcionante The golden age of grotesque, pero lo que hizo fue convertirse en aburrido y repetitivo, aunque con la perspectiva del tiempo y viendo lo que vendría después, tampoco estaba tan mal. Para mi, desde entonces no ha levantado cabeza. En fin amigos, this is evolution: the monkey, the man and the gun.
¡Feliz fin de semana!
©King Piltrafilla
Entrada publicada el pasado viernes en zeppelinrockon.com
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