Mi primera reseña del domingo es para Rock the Kasbah, una comedia dirigida por Barry Levinson y escrita por Mitch Glazer que se basa –solo hay que ver el póster de la película– en el carisma de Bill Murray, su principal protagonista. Inspirada por la historia de Setara Hussainzada, la chica que concursó en Afghan Star –versión afgana de los programas tipo Pop Idol, X-Factor o Got Talent– y fue amenazada de muerte por ello, Rock the Kasbah nos cuenta con un humor agridulce la historia de Richie Lanz, un antiguo mánager de Van Nuys que tuvo su momento álgido en los 70 y 80 y que en la actualidad subsite sacando el dinero a artistas infames. Su secretaria, Ronnie Smiler –otra a la que prometió una carrera y ahora se limita a cantar en playback canciones de Meredith Brooks– es la única que sigue a su lado y consigue algunos trabajos. En uno de los tugurios en los que actúa, a Richie se le acerca un tipo que dice organizar giras para la USO –organización que monta programas de entretenimiento y conciertos para los miembros del ejército norteamericano y sus familias– y le propone llevar a Ronnie a Afganistán, como telonera de Demi Lovato y Solange. A Richie no le cuesta demasiado esfuerzo aceptar, pese a las reticencias de su representada. Por si eso fuera poco, el viaje es una tortura para la pobre Ronnie. Y lo malo es que la llegada a Kabul, con sus bombas, Hummvees blindados, mercenarios, traficantes y toque de queda nocturno no es mucho mejor. Total, que a la primera oportunidad, Ronnie abandona a Richie dejándole sin dinero ni documentos en medio de un escenario hostil.
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