Piltrafillas, si la semana pasada os hablaba de The hateful eight y os decía que se trataba de un pedacito de cine con mayúsculas, esta Bridge of spies que hoy traigo al blog sigue la misma tónica. Su argumento nos cuenta como en plena Guerra Fría, el FBI detiene a un hombre acusado de espiar para la Union Soviética. En un país obsesionado con el armagedón nuclear que tiene al comunismo como chivo expiatorio de todos los males de la humanidad, la jugada publicitaria consiste en otorgar al acusado un presunto juicio justo y condenarlo a muerte, todo en uno. Para eso, el Gobierno requiere los servicios de un reputado bufete que asigna la defensa a un letrado especializado en seguros. Es decir, un paripé como una catedral. Pero nadie cuenta con la integridad, cabezonería y honestidad de James Donovan, que se empeñará en dejarse la piel por defender al espía. Total, amiguitos, que contra todo pronóstico –atención, spoiler, aunque en realidad no sea ese el misterio de la cinta–, Donovan acaba salvando la vida de su defendido.
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