domingo, 31 de enero de 2016

Bridge of spies


Piltrafillas, si la semana pasada os hablaba de The hateful eight y os decía que se trataba de un pedacito de cine con mayúsculas, esta Bridge of spies que hoy traigo al blog sigue la misma tónica. Su argumento nos cuenta como en plena Guerra Fría, el FBI detiene a un hombre acusado de espiar para la Union Soviética. En un país obsesionado con el armagedón nuclear que tiene al comunismo como chivo expiatorio de todos los males de la humanidad, la jugada publicitaria consiste en otorgar al acusado un presunto juicio justo y condenarlo a muerte, todo en uno. Para eso, el Gobierno requiere los servicios de un reputado bufete que asigna la defensa a un letrado especializado en seguros. Es decir, un paripé como una catedral. Pero nadie cuenta con la integridad, cabezonería y honestidad de James Donovan, que se empeñará en dejarse la piel por defender al espía. Total, amiguitos, que contra todo pronóstico –atención, spoiler, aunque en realidad no sea ese el misterio de la cinta–, Donovan acaba salvando la vida de su defendido. 


Por eso, cuando el piloto de un U2 norteamericano es capturado por la Unión Soviética, los servicios del abogado son requeridos por la CIA para ocuparse de las negociaciones y conseguir que se lleve a cabo un trueque. La operación tendrá lugar en Berlín, fresco aún el cemento del muro que durante casi cuarenta años iba a dividir la ciudad aislando la zona soviética del resto de la Europa occidental. Dirigida por el gran Steven Spielberg y con guión de Matt Charman y los hermanos Coen, muy mal tendrían que haberse confabulado los cuerpos celestes para que el resultado de tales colaboraciones sumadas a la participación de Tom Hanks como protagonista hubiese sido una basura. Una buena historia, un guión fabuloso, un diseño de producción estupendo, una música fantástica, una dirección sin fisuras y unas interpretaciones impecables –sobre todo las de Mark Rylance y el mencionado Hanks– dan forma a esta recomendable Bridge of spies que, hacedme caso, no os debéis perder.

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