Amiguitos, mi primera reseña del día es la de Rogue nation, la última entrega de la saga Mission: Impossible al frente de la que están J.J. Abrams y el mismo Tom Cruise y que esta vez ha dirigido Christopher McQuarrie, habitual colaborador de Cruise, director y guionista de Jack Reacher y coguionista de Edge of tommorrow, una y otra ya comentadas en este espacio. Lo cierto es que esta nueva aventura de Ethan Hunt y sus compañeros de la IMF me ha gustado mucho más que su predecesora, una estupenda Ghost protocol de la que también os hablé aquí y que había puesto el listón bastante alto. Lo que nos cuenta la historia es como, a causa del descontrol que reina en la IMF y de los daños que sus misiones provocan –por ejemplo, la destrucción de una parte del Kremlin, acaecida en la tercera entrega–, el director de la CIA –un estupendo Alec Baldwin– logra convencer a un comité del Senado que declaren la agencia ilegal e integren sus efectivos bajo el mando de la CIA. El Senado acepta, pero su decisión pilla a Hunt en Londres, luchando por su vida en el marco de la investigación de una organización secreta denominada El Sindicato que se dedica organizar atentados y decretar asesinatos con el objetivo de dominar la economía y la política mundial.
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