martes, 13 de octubre de 2015

Momoiro Clover Z - Yume no ukiyo ni saitemina KISS EDITION (2015)


Amigos, en 1992 –el año de los Juegos Olímpicos de Barcelona– estaba en la universidad y tenía un buen trabajo en una caja de ahorros. Vamos, que era joven y con dinero. Así que, sin demasiado interés en el espíritu deportivo que parecía inundar mi ciudad, decidí poner tierra de por medio y pasar una semana larga de vacaciones estivales en Japón, inscrito en un tour organizado que me llevó por ciuades como Tokyo, Nara, Kamakura, Hakone, Toba o Kyoto. Me ahorraré explicaros la experiencia, pero podéis imaginar que muy negativa no tuvo que ser cuando en otoño del año siguiente cogí la maleta, el walk-man, mis cintas TDK-chrome y un cartón de Marlboro –sí, entonces era fumador– y me fui por mi cuenta de nuevo a ese peculiar país. Y es que hay personas que, para meditar o hacer eso que llamamos encontrarse a si mismo, se van a un monasterio o se pierden por la montaña. Sin embargo, en mi caso la experiencia de caminar durante horas totalmente sólo, sin hablar con nadie en el transcurso de un periplo de diez días, abrumado por la enormidad de Tokyo o la belleza de Kyoto y escuchando contínuamente a Rainbow, Scorpions, MSG y un largo etcétera de grupos musicales, supuso una catarsis que me marcó sin duda y –por diversas circunstancias que no están directamente relacionadas aunque coincidieron en el tiempo– marcó el inicio de una nueva etapa en mi existencia. De eso han pasado ya más de veinte años, hace muchos que abandoné la universidad, me echaron de la caja de ahorros (por culpa de tres robots canadienses, no sé si os lo he contado alguna vez) y no tengo el capital del que disfrutaba entonces. Sin embargo, el sueño algo utópico de regresar alguna vez –ahora acompañado de mi familia– nunca me ha abandonado del todo. Por eso, cuando alguien de mi entorno viaja a Japón provoca en mi un sentimiento de rabia y envidia sanas que no oculto. Claro que –como en el caso de una compañera de la oficina– si cuando regresan me traen un regalo, soy capaz de desprenderme de toda la negatividad, más de pose que otra cosa, que pudiese albergar. Y esa es la historia que explica el porqué hoy os presento este cedé. 
 
Actualización: En la primavera de 2017 pude cumplir mi sueño y visitar por tercera vez Japón, en esta ocasión junto a mi esposa y mi hija, celebrando mis 50 años, los 18 de mi hija los cumplió en Kyoto– y nuestro 20 aniversario de boda.


De Momoiro Clover Z vaya por delante que no había oído hablar en la vida. Y si en el caso de Show-Ya –otra banda nipona que he descubierto hace poco– rápidamente me he convertido en fan, ya os digo que en estas chicas no voy a perder demasiado tiempo. Sin embargo, este single era algo especial. Formadas en 2008 como sexteto y con un nombre que significa Trébol de color melocotón –tócate las pelotas–, añadieron la Z final tres años después, cuando una de sus integrantes más conocidas abandonó el grupo. Un año antes habían tenido la oportunidad de participar en el concurso de fin de año Kōhaku Uta Gassen organizado y emitido por radio y televisión por la NHK y de actuar en el Nippon Budokan. Esos habían sido los primeros pasos hacia el éxito de unas crías que basaban sus personalidades en los Super Sentai/Power Rangers y al principio de su carrera actuaban en azoteas o pequeños clubs y que en los dos últimos años se han mantenido como el grupo femenino más popular del Japón, entre los cuatro artistas que mayor volumen de ventas han alcanzado en su país (más de 6.000 millones de yenes de beneficio actualmente). 


Total, que algo así no podía pasarlo por alto Gene Simmons a la hora de hacerse publicidad, vender álbumes y –por consiguiente– ganar dinero en el país del sol naciente. Así pues, con motivo del lanzamiento en Japón del SHM-CD Best of Kiss 40 que debía servir para promocionar la gira del 40º aniversario, en enero de este año se editó para King records en CD-BluRay la primera colaboración musical de Kiss en su historia con otro artista, el tema Yume no ukiyo ni saitemina compuesto para Momoiro Clover Z por Greg Collins y Paul Stanley con letra de Yuho Iwasato, que el mismo día de su lanzamiento se convirtió en número uno. 


En la actualidad, este grupo con el que incluso ha colaborado Marty Friedman –conocido por todos nosotros– y que ha llamado la atención de Lady Gaga, está formado por Kanako Momota, Shiori Tamai, Ayaka Sasaki, Momoka Ariyasu y Reni Takagi. Del lanzamiento original se editó únicamente en cedé una versión denominada KISS Edition, con diferente portada y track list que, además del single original de Momoiro Clover Z –con coros de los integrantes de Kiss– contenía el mismo tema con el título Samurai son, cantado en inglés por Paul Stanley y con las chicas haciendo coros. Por otra parte, el cedé single incluía una versión a cargo de estas mismas de Rock and roll all nite. El tema, arreglado por Narasaki Nobuki –productor tokiota fundador de Coaltar of the deepers que también mete guitarras y sintetizador– contiene las colaboraciones de Yuyoyuppe –también conocido como DJ’Tekina, un productor que compone canciones para vocaloid– a los sintetizadores y de Shinji Wajima, guitarrista y vocalista de los Ningen isu que aquí toca el solo de guitarra. El cedé tiene en total seis temas, ya que añade la versión sin voces de cada uno de los precedentes, se supone que para emular en el karaoke a tus ídolos. 


En fin, amigos, que aquí tenéis este single, una cancioncilla pegadiza que seguramente ha hecho más famosas a las chicas del trébol y más ricos a Simmons y Stanley. It’s just business, man... but I like it

¡Feliz fin de semana! 
©King Piltrafilla

Entrada publicada el pasado viernes en zeppelinrockon.com

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