La verdad es que me repatea las entrañas esta celebración de los cojones exportada de otras culturas. La paradoja es que buena parte de aquellos que defienden lancear reses o despeñar cabras desde los campanarios en aras de la tradición milenaria participan alegremente de la feria de calabazas y horror globalizado que es jalogüin sin que les supuren las llagas. Por mi parte prefiero comer castañas, boniatos y panellets aunque en ocasiones, me haya visto obligado por imperativo familiar a sumarme a esta celebración extranjera. Eso sí, me sirve de una manera fantástica para colaros en el blog algunas imágenes de lo más sugerente.
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