Llegados en metro al Arc de Triomphe, iniciamos un paseo por la Avenue des Champs-Élysées que nos hizo transitar entre el lujo de firmas diversas –atención a las tiendas de Peugeot y Mercedes-Benz, amantes del motor–, los destellos dorados del Lido y las muestras de explotación de menores. Irónicamente, la cría que fotografíe mendigando y a la que en cinco minutos nadie hizo ni caso a excepción de una conocida que la saludó, estaba tumbada –luego se puso de rodillas sobre un cojin que tenía bajo el cuerpo– delante de la tienda de Disney. En los jardines de la parte baja de la avenida, comparten espacio el teatro Marigny, el General De Gaulle y el majestuoso Grand Palais. En la Place de la Concorde, el obelisco de Luxor y el conjunto de las fuentes dedicadas a los mares y las corrientes fluviales toman el protagonismo. De ahí nos trasladamos por la Rue Royale a la iglesia de la Madeleine y –después de comer, que ya iba siendo hora– cogimos el Boulevard des Capucines hasta la Opéra Garnier, otro de los momentos estelares de mi estancia en París. Espectacular a más no poder.
que espectacular andar por ahí.... un sueño casi imposible desde este lado al sur profundo....
ResponderEliminary que buenas fotos sacás.... la de la estatua militar caminando es muy curiosa....
me imagino que sacaste 3 mil fotos ja...
CHULADA de fotos que estás sacando KING!!!, uno se debe volver loco con tanto ARTE, OLIENDO A ARTE, bufff....qué orgasmo de viaje!...
ResponderEliminarJLO: El mismo sueño irrealizable que tengo yo con ir a Tierra de Fuego jajaja
ResponderEliminarSaqué casi 500 fotos... pero al final sólo publicaré unas doscientas y pico.
PUPILO: Bueno, hueles a ARTE y a otras cosas jajaja. Lo malo es la de gente que hay por todas partes. Y ahora diré un sacrilegio pero... a mi me sigue gustando más Londres.