La primera de las cintas que hoy os presento es la japonesa Chô-inran: Shimai donburi, conocida internacionalmente como Twilight dinner. Esta producción pinku eiga de 1988 dirigida por Yutaka Ikejima se inicia con un cadáver femenino cubierto de sangre yaciendo bajo el chorro de agua de una ducha. La policía detiene a un hombre y le interroga, permitiendo que nos enteremos de su historia. Se trata de Kazuhiko, un tipo normal y anodino que un día asiste a la llegada de dos misteriosas hermanas a un apartamento frente a su casa. El joven ayuda a las mujeres a establecerse y no tarda en sentirse atraído por Mayako, la más joven, con quien tiene relaciones sexuales. Y hasta aquí puedo escribir.
Amiguitos, la factura de Twilight dinner es de calidad notable, las interpretaciones creíbles y el resultado general muy satisfactorio. Sin embargo, no debemos olvidar que se trata de una película pinku. Es decir, que estamos ante una cinta erótica cuyo verdadero fin es el de servir de vehículo para mostrarnos varias escenas softcore subidas de tono. Os digo esto porque desde el pincipio el argumento nos deja intuir sin disimulo ante qué nos encontramos. Mayako se siente mareada y sólo se conforta bebiendo un vino tinto muy espeso, Tsukiko –la hermana mayor– se presenta en casa de Kazuhiko con gafas de sol y lo primero que hace antes de practicarle sexo oral es correr las cortinas para que no entre el sol... en fin, que yo no os contaré mucho más de la historia pero podéis atar cabos perfectamente. Total, que en esta atractiva mezcla de horror y sexo –sí, también entre ellas, que sé que os gusta–, Ikejima nos ofrece una interesante película en la que lo que importa es saber, entre polvo y polvo, si Kazuhiko es culpable de algo o una simple víctima de ese par de degeneradas. No está nada mal.
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