domingo, 12 de abril de 2015

Don Críspulo strikes again!


Uno –y cuando digo “uno” me refiero a mi mismo–, al pensar en Brasil lo hace principalmente en varias cosas: Sepultura, tangas, las caipirinhas, el Cristo del Corcovado y el Amazonas. Simple que soy, lo admito. Por eso, cuando conocí en Twitter a Don Críspulo, algo así como nuestro corresponsal en Pernambuco –ese lugar al que todo el mundo se refiere cuando quiere expresar el sitio donde Cristo perdió las chanclas– y me contó que era un fotógrafo amateur, pensé rápidamente en que me enviaría una ingente cantidad de retratos con tersas y morenas nalgas brasileiras o turgentes pechos como protagonistas. Pero, con las primeras instantáneas que me envió, descubrí algunas realidades. La primera fue que, más que un fotógrafo amateur, lo que era Don Críspulo es un señor con un smartphone y mucho tiempo libre. Y la segunda fue que en Pernambuco hay playa en una parte muy reducida de la costa, pero no en el interior del estado, que es precisamente donde reside el caballero. Su primera colaboración con este blog consistió en enviarme fotos de coches; modelos exclusivos del mercado brasileño que es difícil o imposible encontrar en otros países. La propuesta me pareció muy atractiva, ya que –además del arte visual, el erotismo y la música– los automóviles son otro de los temas que me encantan y protagonizan las entradas de mi –vuestro– blog. Sin embargo, Don Críspulo no tardó en irse por los cerros de Úbeda y empezó a enviarme fotografías de lo que le venía en gana, desde sillas a borricos. Total, que yo sigo pidiéndole coches y garotas sexies... y él me va enviando coches... e imágenes de cualquier cosa, menos de tangas y nalgas. Espero que algún día me dé la sorpresa. Hasta entonces, aquí tenéis.

Imágenes © Don Críspulo

2 comentarios:

  1. Pues algunas de ellas me parecen muy chulas a la par que interesantes. Por cierto, en lo del tiempo libre que tiene este individuo barbudo, no creo que esté el susodicho muy de acuerdo con usted. Mire, a mí ya ni me envía reseñas, jajaja.

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