miércoles, 8 de abril de 2015

Bon Jovi – Slippery when wet Remastered (1998)


Así es amigos, tenía que llegar el día en el que os hablase de ellos. Debo admitir que en su momento, cuando mis gustos estaban más centrados en recopilar discografías de grupos consagrados o descubrir valores del metal más cañero, abominaba de estos tipos. Me molestaba –cosas de la inmadurez– que pánfilas que no acertaban a distinguir una BC Rich de una Fender ni sabían quién coño eran Michael Schenker o Scott Ian –por poner dos casos estilísticamente alejados– llevasen en sus carpetas fotografías de Jon Bon Jovi junto a las de Joey Tempest –otros apestados de la época– o Tony Hadley. Es decir, pura pose. De esta forma, por culpa de las revistas para quinceañeras y su cortedad de miras e ignorancia que les hacía poner en un mismo saco a jovencitos de buen ver, fuese el que fuese su estilo musical, a la mayoría de los jebis rudos y true metal fans no se nos permitía admitir que –además de Byford, Dickinson, Gillan, Araya o Hetfield– existían otros compositores e intérpretes igual de válidos. Por suerte, el tiempo y la edad pusieron las cosas en su sitio. Y ahora, cuando este metalhead suspira por encontrar una copia decente en vinilo del primer álbum de Bon Jovi sin vergüenza ninguna, llega el momento de que os hable del álbum que supuso el cenit –hay quien piensa que fue el New Jersey, no es mi caso– de su carrera. 


Me ahorraré contaros los orígenes de Bon Jovi y pasaré directamente a presentaros este Slippery when wet, su álbum más vendido –de largo, más de 25 millones de copias colocadas en hogares de todo el planeta– editado en 1986. Sin embargo, el cedé que poseo es una reedición de 1998 en enhanced CD que contiene el vídeoclip de Wanted dead or alive. Contando con la formación habitual original de Jon Bon Jovi a las voces y guitarra acústica, Richie Sambora a las guitarras y coros, Alec John Such al bajo y coros, David Bryan a los teclados y coros y Tico Torres a la batería, Slippery when wet se mantuvo 8 semanas en el número 1 de la lista Billboard 200, colocó dos singles en el primer puesto de la misma lista y catapultó a la banda al megaestrellato. 

Como anécdota, os hablaré de su portada –un diseño de Bill Levy–, que fue cambiada a última hora ya que la original mostraba una fotografía de Mark Weiss retratando a una chica de grandes pechos de las que lavan coches en bikini, llevando una camiseta humeda y agujereada. Desde siempre se había dicho que –como hizo Geffen en Estados Unidos con la primera portada del Appetite for destructionPolyGram había vetado la fotografía por sexista. En los últimos años, Jon Bon Jovi ha asegurado que el culpable fue él, a quien no gustó un reborde rosado que enmarcaba dicha imagen. Claro que tal explicación suena a patraña cuando hubiese sido muy sencillo variar el diseño y quitar el marco y –además– en lanzamientos fuera del mercado norteamericano, como el japonés, no hubo problema en editar el álbum con su diseño original. 


Editado por Mercury records y producido por Bruce Fairbairn en los Little mountain sound studios –habituales también de Bob Rock, que trabajó como ingeniero de Fairbairn durante años antes de convertirse en productor de moda, y que aquí también fue el responsable de las mezclas–, el track list de esta versión del Slippery when wet fue: 

Let it rock 
You give love a bad name 
Livin’ on a prayer 
Social disease 
Wanted dead or alive 
Raise your hands 
Without love 
I’d die for you 
Never say goodbye 
Wild in the streets 
Wanted dead or alive video 

Lo cierto es que de este álbum se ha escrito ya tanto que resulta hasta tonto hablar de él, ¿o es que alguien a estas alturas aún no lo conoce?. Sin embargo, atendiendo a mis obligaciones con el editor de este blog, dejaré constancia de mis impresiones en este Viernes Santo en el que muchos de vosotros estaréis de vacaciones. 

El inicio del disco con ese solo de Bryan ya es impresionante. Teclados sampleando un Hammond sirven de prólogo para Let it rock, un temazo de hard rock guitarrero con profusión de coros, perfecto apoyo de teclados y el dúo Torres/Such dando cuerpo a una canción perfecta de estribillo pegadizo y un solo fantástico. Entonces entra You give love a bad name, con ese sonido marca de Desmond Child –un genio de la época, artífice de temas interpretados por bandas desde Kiss a Dream Theater, pasando por Alice Cooper o Aerosmith– y nos damos de bruces con otro temazo imprescindible de la historia del hard rock de los 80. El comienzo de Livin’ on a prayer, con el teclado de Bryan, el bajo de Such y la talk-box de Sambora entrando por separado también es de antología. Otra vez la mano de Child se hace notar en este pelotazo del que todos hemos gritado el estribillo –¡Oooo-oh, libinonapreyer!– en estado más o menos alcoholizado. Es otra canción en la que se lucen todos los miembros del grupo. El inicio de Social disease es, cuando menos, sorprendente y estimulante y da inicio a un hard rock más clásico y festivo con arreglos de metales –me recuerdan a los del Shoot it de David Lee Roth– que contó con la ayuda de Tom Keenlyside –un músico de la escena jazz de Vancouver– que llega antes de otro de los hits dels disco, la inmensa y emotiva Wanted dead or alive

Lo que sería la cara B del vinilo original y que aquí nos llega sin solución de continuidad es otro hard rock festivo, una Raise your hands cargada de coros y guitarrazos. Regresan entonces los temas desmonchailianos con una flojita y –en mi opinión– prescindible Without love y una más conseguida y enérgica I’d die for you, en la que la banda tiene mayor protagonismo. Never say goodbye es la prueba de que Jon y Richie no necesitaban a Desmond para componer temas mojabragas y melífluos. Esta es la canción en la que un metalhead de pro, por muy ecléctico que sea, puede aprovechar para levantarse a mear o a pillar una cervecita mientras decide qué álbum de Slayer va a poner cuando finalice el disco. Y la parte de audio acaba con una composición del chico de oro en solitario, una recomendable Wild in the streets con cierto regusto a E-street band que cierra el que se convirtió en el disco más vendido de los de New Jersey. 


Acompaño una breve selección de temas por si hay alguien que sea demasiado joven para conocer este disco, demasiado despistado como para no haberlo escuchado en su día o demasiado estúpido –como lo fui yo en una época– para no haberlo comprado cuando apareció en el mercado. 




Y, como bonus, la portada original para que podáis juzgar cuál era mejor. 


¡Feliz fin de semana! 
©King Piltrafilla 

Entrada publicada el pasado viernes en zeppelinrockon.com

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