domingo, 18 de enero de 2015

No tears for the dead


Os traigo ahora una película surcoreana de reciente estreno –en su país de origen, por supuesto– cuyo título en inglés para el mercado internacional es No tears for the dead. Escrita y dirigida por Lee Jeong-beom, el argumento de este violento thriller nos cuenta como Gon, un asesino a sueldo empleado por las Tríadas en Estados Unidos, elimina a un hombre por encargo de su jefe para evitar que datos sobre las cuentas de su organización criminal caigan en manos de los rusos. Sin embargo, muerto el objetivo, descubre que la información ya no estaba en su poder y que poco antes de morir había establecido contacto con tres personas en Seúl. Pero eso no es todo. La noche del asesinato, Gon comete un terrible error y mata a una niña pequeña. Ahora, mientras la culpa le atormenta, recibe el encargo de dirigirse a Corea del Sur y eliminar a Choi Mo-kyeong, ejecutiva de una empresa de inversiones que –además– es la madre de Yumi, la niñita a la que asesinó por equivocación. Mientras, Mo-kyeong está en el punto de mira de la mafia china y la policía, indefensa en el centro de una peligrosa organización de blanqueo de dinero y Gon deberá decidirse entre cumplir su encargo o redimir sus pecados. 


Piltrafillas, con un fantástico sonido –puede escucharse nítidamente hasta el leve crepitar del tabaco de los cigarrillos al ser aspirados–, acertada banda sonora y una preciosa fotografía, No tears for the dead es otro estupendo exponente del cine de acción surcoreano, tan diferente al que se factura en occidente y del que ya os he comentado diversas cintas en este espacio. En este tipo de cine, la violencia es fría, seca... pero también se ahonda en la psicología de los personajes y en sus sentimientos, entre los que no falta el amor en la mayoría de casos. Debo admitir que mis compañeros de trabajo se mofan de mi y se refieren a mi pasión por esta cinematografía como si me estuviese refiriendo a documentales de pastoreo en Afganistán o algo por el estilo, pero lo cierto es que se trata de una industria de mucha calidad que compite sin complejos con la nipona, quizás más conocida. Por supuesto que también hay películas surcoreanas malas, pero las hay muy buenas y que no tienen nada que envidiar a las rodadas por la industria norteamericana. En resumen, otra película asiática de notable calidad –en esta ocasión, protagonizada por unos aceptables Jang Dong-gun y Kim Min-hee– que os presento aprovechando mi acostumbrada serie de reseñas dominicales. Recomendada.

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