Le doy los buenos días al sábado con una selección de obras del ruso Sergei Prokudin-Gorsky, un fotógrafo formado en química que dedicó su carrera a desarrollar nuevas técnicas para obtener fotografías en color, siendo el responsable de diversas patentes. Su trabajo más importante fue la documentación en imágenes de la gran variedad de culturas y avances técnicos que se podían encontrar en el vasto imperio ruso. Para ello, el mismísimo zar Nicolás II avaló el proyecto y puso a su disposición un tren con cámara oscura integrada así como todo tipo de salvoconductos. Así, entre 1909 y 1915, Prokudin-Gorski se convirtió en uno de los hombres más importantes de Rusia. El proceso utilizado por el fotógrafo utilizaba una cámara que tomaba a gran velocidad una serie de instantáneas monocromáticas que, proyectadas con la luz del color adecuado, permitía que al superponerse diesen como resultado algo así como una diapositiva con los colores originales de la escena. Aún así, Prokudin-Gorski no podía imprimirlas en papel para que las fotografías fuesen utilizadas como documentación en escuelas, su principal objetivo. Tras la Revolución y el fallecimiento del zar Nicolás, el fotógrafo emigró a París, en donde residió hasta el momento de su muerte a mediados de los años 40. Poco tiempo después de la finalización de la Guerra Mundial, la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos compró a sus herederos el impresionante fondo de imágenes de aquel proyecto y en 2001 –tras copiar digitalmente todos lo originales- pudo verse la exposición que hacía honor al esfuerzo de este pionero de la fotografía en color.
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