A pesar de las negativas oficiales por parte de los líderes del mundo libre, diversas fuentes confirman la existencia de la Megafuerza, un ejército fantasma de luchadores de élite cuyas armas son las más poderosas que la ciencia haya ideado jamás. Su misión es preservar la libertad y la justicia peleando contra la tiranía y la maldad en cada esquina de la Tierra.
En Megaforce encontramos soldados con monos brillantes de licra y trajes de gala grotescos, un comandante que lleva una cinta que le cruza la frente a lo Flashdance, vehículos como la moto megafighter y los buggies megadestroyer o megacruiser... y actores como el mencionado Silva, un Barry Bostwick teñido de rubio platino, un Michael Beck –el protagonista de la mítica The Warriors- con sombrero vaquero, a la hindú Persis Kambatha –de la no menos mítica Star Trek- como atractiva mayor del ejército y al irlandés Edward Mulhare como general el mismo año en el que se estrenaría en televisión como uno de los co-protagonistas de Knight Rider en la piel de Devon Miles. Amiguitos, esto es pura basura sin otro fin que el de entretener. Y lo consigue. Con unas interpretaciones patéticas, unos efectos especiales algo básicos y un argumento estúpido, Megaforce resulta muy recomendable como divertimento palomitero -casposo nostálgico, eso sí- mucho más honesto que bazofias con pretensiones como la que pocos años después rodó Chuck Norris con capital israelí en la que robaba de manera flagrante la idea de la moto con misiles y medio título de la película, dónde la megafighter era una Suzuki modificada y Megaforce pasaba a ser Delta Force. Pero esa es otra historia.
Joder, vaya fumada de cinta, o al menos el argumento. Eso sí, aunque sólo sea por la fotografía hay que verla. Un abrazo, King. Cuídate mucho y feliz domingo.
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